Suma y sigue el Espanyol en este calendario para poco cuerdos. Punto sudado en Tenerife y la Ponferradina que asoma en lontananza. Los blanquiazules mantienen su privilegiado trono, pese al acecho del Sporting. Imagen positiva y sensación de que, con una pizca más de suerte, los tres puntos habrían embarcado a Barcelona.
No se acogió a excusas la expedición perica después del viaje-odisea a Santa Cruz. El trajín de las últimas horas no afectó a los de Vicente Moreno sobre el césped del Heliodoro, donde se vio al bloque infranqueable de este arranque de temporada. Diego López añade otra 'clean sheet' a su currículum, con un gol encajado en ocho jornadas. No hay dudas de la solidez defensiva. Cabrera y Lluís López, Calero entró en la segunda parte, se compenetraron a la perfección, salvo un despiste que estuvo a punto de costar muy caro. Shashoua no dirigió con tino un voleón en el interior del área.
Algunas sospechas más despiertan los espanyolistas de mediocampo hacia adelante. A excepción de Adrián Embarba, desequilibrante, y un chispazo de Raúl de Tomás, si entra su ‘folha seca’ va directa a los ‘highlights’ de la temporada, el bagaje ofensivo de los catalanes fue inexistente.
Poco riesgo
Las instrucciones del técnico valenciano surtieron un efecto efímero. El Espanyol salió voraz tras el asueto. Elevando la línea de presión y recuperando en zona peligrosa. La defensa chicharrera no alcanzaba a achicar la incertidumbre en torno a su área. Multiplicado en esa faceta Fran Mérida. El asedio perico fue cronometrado y se esfumó con el transcurrir de los minutos.
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Posesión, eso sí, toda la del mundo ante un Tete que, desde el orden y cerrando los espacios internos, desesperó. Ni tan siquiera la pelota parada obtuvo premio. Nueve lanzamientos de esquina que no encontraron rematador. Matías Vargas dispuso de la última sobre la bocina, pero no es el juego aéreo una especialidad del argentino.