Dominio y goles, la receta para volver a Primera

Contra un Málaga lleno de juveniles pero sin hombres importantes como Marc Roca y Cabrera, los tocados De Tomás, David López, Pedrosa, Melendo y Julián Mahícas y un Pipa con pie y medio fuera del club, el Espanyol consiguió su primera victoria de la pretemporada. El equipo continuó con su crecimiento y volvió a transmitir muy buenas sensaciones, las cuales se vieron refrendadas con lo que le estaba faltando, gol. 

Con Fran Mérida con ganas de llevar la batuta, Melendo con la chispa que le faltó la pasada campaña, Embarba siendo el más peligroso y Puado queriendo ser importante desde el primer minuto, los blanquiazules, que estrenaron la tercera equipación, siguieron moldeándose y cada vez más se parecen a lo que quiere su entrenador. Un Espanyol que domine los partidos de principio a fin, con gol y que no otorgue opciones de gol al equipo rival. Los blanquiazules van por el buen camino.

Regresa la pólvora

La falta de gol espanyolista quedó disipada en la primera media hora de juego. Los de Vicente Moreno, que saltaron al campo con un once que perfectamente podría ser el del estreno liguero, dominaban el juego con un Fran Mérida como director de orquesta.

El ex de Osasuna dio un pase magistral a los diez minutos de juego a Puado, que tras pinchar el balón en la frontal, realizó una vaselina ante la salida de Dani Barrio, pero el cuero se le marchó por encima de la portería. Respondió el Málaga con dos ocasiones seguidas: un cabezazo arriba de Tete Morente a centro de Yanis y una falta desde la frontal de José Rodríguez al larguero.

Pero el duelo era perico y en apenas diez minutos los espanyolistas se pusieron dos tantos arriba. Embarba, que volvía al equipo tras no jugar el pasado encuentro, batió por bajo al meta malacitano tras pase de Melendo, y Puado hizo lo propio después de un buen balón del mismo asistente.

Continuó por los mismos derroteros el duelo tras el descanso y Wu Lei amplió el marcador tras un pase interior del recién incorporado Vargas. A partir de ahí, carrusel de cambios y bajón de revoluciones. El Espanyol sigue mejorando.