El atasco llegó a Europa. Lo salvaron en Ludogorets en el descuento pero hoy la racha cayó por su propio peso. 26 partidos después, el Espanyol perdió en Europa. Un gol de Vlasic a cinco minutos del final hizo saltar un RCDE Stadium que despidió a los suyos entre pañuelos.
El Espanyol entró bien al partido pese a las múltiples novedades sobre el césped. Se vio un Piatti muy activo con ganas de reivindicarse y de demostrar que su lesión es pasado. Precisamente el argentino tuvo en sus botas la mejor para los pericos en un mano a mano que ganó el portero del CSKA con una gran mano.
El ritmo de los de Machín fue bajando poco a poco a la vez que los rusos tomaban el control del choque. De la mano del croata Vlazic que era el que más calidad tenía en sus botas sobre el verde, de largo. Con un cañito y un pase filtrado para Chalov casi abre la lata el delantero pero apareció un Andrés Prieto que también se reivindicaba con un paradón. Mano dedicada al técnico perico en su debut con el club y en su primer partido desde mayo de 2018. Ha llovido.
Campuzano ya no saltó tras el descanso al terreno de juego dolorido por la brecha que se hizo en la ceja en un choque con Karpov y su antebrazo. Entró Wu Lei que fue el primer jugador en ser pitado tras tres acciones donde el delantero chino hizo una falta a destiempo y perdió dos balones sencillos. No está la grada para mucha paciencia.
Volvió a aparecer Andrés Prieto con otra mano salvadora igual de espectacular que la de la primera mitad, esta vez para sacar un disparo desde fuera del área. De los pocos que recibía aplausos.
No creaba peligro el Espanyol pero los rusos tampoco hacían méritos para llevarse el partido. Machín recurrió a Granero para dar enganche con los dos puntas que no recibían balones. Seguía la incapacidad en el centro del campo para crear peligro.
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Cuando el partido se animó el Espanyol sufrió. Fallaron ellos de cara a puerta y la que tuvo el CSKA la metió. Vlasic, quien sino. Los pitos y los pañuelos hicieron acto de presencia de forma notable ante la falta de reacción del equipo. Era un trámite pero duele. El Betis ya espera el próximo domingo en una final.