La elección de David Gallego para dirigir el primer equipo del Espanyol la próxima temporada fue, según repitieron en los días siguiente a su nominación Perarnau y Rufete, por razones deportivas . “Se lo merece”, afirmó rotundamente el director general deportivo blanquiazul. No hablaron, no debían hacerlo, claro, de que en el anterior contrato del entrenador figuraba una claúsula de penalización si no era el elegido en caso de que Rubi dejase el banquillo.
Perarnau no dudó en piropear públicamente a Gallego. “Tras seis años en el Espanyol lo conocemos bien. Tiene personalidad y ha evolucionado mucho en estos años. Rufete puso su nombre sobre la mesa por convencimiento. Se lo merece”, dijo días después de la presentación del nuevo entrenador.
El director del fútbol profesional, por su parte, también salió en defensa de la designación de David Gallego. “Miramos mucho la cantera y Gallego, tras seis años en el Espanyol, es el mejor para dar continuidad al proyecto”, explicó Rufete en unas jornadas futbolísticas en México.
Acuerdo, pues, entre los responsables deportivos de la institución. Lo que no explicó nadie del Espanyol es que en el anterior contrato de Gallego figuraba una cláusula de penalización en caso de que no hubiese sido elegido para suplir a Rubi. Una cláusula que se incorporó cuando ascendió al filial a Segunda B y tras, recordemos, dirigir con total éxito al primer equipo. Entonces varios equipos de Segunda División estaban llamando a su puerta.
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Elección por convencimiento y... por contrato.