El club y los jugadores necesitan más que nunca al perico de a pie. Ese acostumbrado a sufrir, a emocionarse, a pasar del infierno a la gloria, y viceversa. El que siempre da la cara y nunca abandona unos colores, aunque a veces lo más fácil sea enviarlo todo a freír espárragos y desconectar de un Espanyol que solo les regala angustias.
Si por algo se caracteriza la ‘maravillosa minoría’ es por estar siempre ahí. Ser el respaldo en los peores momentos. El pilar sobre el que cimienta un sentimiento único y que no todo el mundo comprende. El corazón del espanyolismo sigue latiendo y está más vivo que nunca. A pesar de la mala dinámica de resultados, el cambio de entrenador, haber caído a los puestos de descenso, la pericada no abandona el barco. Es más, saca los remos para evitar el naufragio.
Y lo ha vuelto a demostrar con movimiento. Si la entidad saca una iniciativa para llenar el RCDE Stadium contra el Athletic Club, el miércoles la gente blanquiazul ya ha retirado un total de 4.000 entradas para abarrotar el ‘Templo’ el próximo sábado a las 16.15 horas.
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El espanyolismo ha vuelto a ilusionarse con la llegada de Luis García al banquillo, uno de los suyos, un hombre que sabe lo que es dejarse la vida por el blanco y el azul. Se espera una muy buena entrada para el estreno oficial del ovetense en el banquillo de Cornellà, y ver por fin ganar al equipo tras cuatro jornadas consecutivas encadenando tropiezos.