Tenis
De Sevilla a Málaga, el legado irrepetible de Rafa Nadal
El tenista balear cierra en Málaga una carrera inigualable: más allá de los títulos, su forma de ser, su manera de ganar y su ejemplo de lucha, quedarán para siempre escritos en letras de oro en la historia del deporte español
“En una sociedad que demasiadas veces creo que se inclina por las cosas a corto plazo yo prefiero reivindicar dos virtudes que parecen estar pasadas de moda. La humildad y la perseverancia” con estas palabras Rafa Nadal se despide tras más de veinte años de una carrera que a día de hoy parece inimaginable que pueda llegar a repetirse.
“Que las personas que estén a vuestro lado os vean como alguien a imitar por vuestros valores. Lo importante es lo que permanece para siempre en el recuerdo. Lo importante es que seáis la mejor versión que podáis de vosotros mismos”. Así se define el hombre que empezó su camino con una raqueta en la mano con apenas cuatro años y que ha puesto fin con el honor de quedar para siempre en la ‘pole’ del eterno debate de ser el mejor deportista español de toda la historia.
Una historia que empezó en 2003 y que en apenas un año dio el salto al estrellato. Fue un 3 de diciembre de 2004, en el estadio de La Cartuja en Sevilla, cuando en el segundo partido de la final de la Copa Davis derrotó al por entonces número uno mundial, Andy Roddick. España entendió desde aquel día que un nuevo horizonte se abría en la historia de uno de sus deportes más exitosos. 20 años después, muy cerca de donde logró su primera hazaña y en la misma competición, Nadal puso el broche final a una carrera impecable.
Un círculo de 7295 días, que empezó una fría tarde de aquel viernes de diciembre y que se cerró en un Palacio de Deportes José María Martín Carpena inundado por la emoción de decir adiós al gran héroe del tenis español.
22 coronas y la mayor hegemonía del deporte
Una carrera que dijo adiós en la Copa Davis, pero que quedará por siempre en el recuerdo por la autoritaria y jamás vista hegemonía que impuso en Roland Garros.
Todo arrancó en la primavera de 2005, cuando un joven de Manacor se plantó en París dispuesto a probarse en el gran torneo mundial de tierra batida. Su primer rival fue un alemán llamado Lars Burgsmüller. Imposible imaginar entonces que ese partido, que pasó desapercibido para la prensa, iba a convertirse en un hito fundacional.
Nadal durante el Roland Garros 2005 / ATP
Aquel mismo año, superó al argentino Mariano Puerta en la final. A partir de entonces, cada primer domingo de junio, días después de que el propio Rafa soplará las velas por su cumpleaños, España tenía ya una cita ineludible.
En 2006, 2007, 2008 (las tres superando a Federer), 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022 lo volvió a hacer, dejando en 14 el total de veces que el mundo le vio levantar la Copa de los Mosqueteros en la tierra batida de la capital francesa.
Solo en 2009, cundo Robin Söderling dio una de las sorpresas que todavía a día de hoy se recuerdan con mayor asombro, en 2015, cuando Djokovic consiguió por fin lo que tanto soñaba, y en 2016 y 2021 por culpa de las lesiones, el balear no pudo elevar todavía más su hegemonía en París.
"Sobre tierra batida nadie se acerca remotamente a su tenis. Ya no sé con quién entrenarme para poder afrontar los partidos contra él"
Una hegemonía jamás vista en el mundo del deporte, que perdurará por los tiempos de los tiempos en los libros de historia.
El lastre de las lesiones
Una carrera casi inmejorable con un único pero. El de las lesiones. ¿Qué hubiera sido de Nadal sin los constantes problemas físicos que tantas y tantas veces le lastraron? Una pregunta que siempre ha sobrevolado su figura, que sufrió 24 lesiones distribuidas por todo el cuerpo. "No recuerdo un partido de mi carrera sin dolor", ha afirmado en numerosas ocasiones durante su carrera.
En total, meses y meses de baja entre los que se ha perdido nada más y nada menos que 18 Grand Slams, muchos más que los diez de Roger Federer o los dos de Novak Djokovic. La media dice que a Rafa las lesiones le han quitado entre cuatro y cinco ‘majors’, lo que le situaría en la cima de la carrera por ser el tenista más laureado de la historia.
Las lesiones han lastrado siempre a Rafa Nadal / EFE
Pero hipótesis aparte, las lesiones han sido desde siempre el mayor y principal enemigo de un Rafa Nadal que puede contar con los dedos de una mano las partes de su cuerpo que siguen ilesas todavía a día de hoy.
Entre las más graves, la rotura del tendón rotuliano que le obligó a estar fuera durante más de ocho meses en 2012, la lesión en el psoas ilíaco en 2023 que tanto costó de superar o el síndrome de Müller-Weiss, una lesión congénita, que ha ido arrastrando a lo largo de toda su carrera. Las rodillas, el abdomencodo o las costillas son otras partes del cuerpo que han ido mermando al tenista de Manacor a lo largo de su carrera.
Varios expertos han asegurado en más de una ocasión que muchos de sus problemas físicos bien podrían haber acabado con cualquier carrera deportiva. Nadal desafió toda y cada una de ellas para hacer más difícil si cabe sus constantes gestas.
Los hombres de Rafa
Unos triunfos y unos hechos que no se entienden sin su incondicional equipo y la gente que año tras año, torneo tras torneo y piedra tras piedra en el camino han estado junto a él.
Nadal ha contado siempre con un bloque sólido en el que la familia ha formado una parte indispensable. Sus padres, Sebastián y Ana, le han acompañado siempre en los momentos importantes, mientras que su hermana Maribel y su mujer, Mery Perelló, ahora madre de su hijo, también son más que habituales en el box del tenista balear.
La família de Rafa, el otro gran éxito de su carrera / EFE
Entre familia y equipo, su tío Toni, merece una mención especial. Fue su entrenador durante sus inicios y hasta 2017 y en todos los grandes éxitos de Rafa es imposible no recordar su figura. Su naturalidad, sinceridad y rigor que siempre mostró con su sobrino fue la clave de la magnitud del deportista que hoy se despide entre lágrimas tras conseguir una carrera que nunca imaginó cuando con su tío al otro lado de la red empezó a pasar una bola tras otra en su Mallorca natal.
Tras su vínculo profesional con su tío, Nadal optó por dar un cambio de aires y apostó por sus grandes amigos Carlos Moyá y Marc López, con quien conquistó la medalla de oro en Río 2016.
En 2023 Nadal sumó al equipo al argentino Gustavo Maracaccio, quien se encargó de acompañarle en algunos torneos. A ellos había que sumar en la mención a Francis Roig, quien desde hace unas semanas ya no forma parte del staff.
Pero lejos de las pistas, el éxito de Nadal no se puede entender si el incondicional trabajo y cuidado de los dos hombres que más cura han tenido día a día de su delicado físico. Su médico de confianza, Ángel Ruiz-Cotorro, y como no, su inseparable fisioterapeuta Rafa Maymó. Claves en todos sus éxitos y sobre todo, en sus múltiples recuperaciones, que han hecho reinventarse una y otra vez para elevar siempre un peldaño más la mística de sus hazañas.
Nadal junto a gran parte de su equipo / IG
Fuera de las pistas y de su rendimiento deportivo, Rafa también ha sabido rodearse de los mejores para estar a su lado. Es el caso de Carlos Costa, manager y representante de Rafael. Se incorporó al equipo poco después de que Nadal cumpliera 18 años y desde entonces ha apoyado y dirigido al tenista en las decisiones que van más allá de la pista. En el mismo sentido, Benito Pérez-Barbadillo, jefe de prensa de Rafa desde 2006 y Jordi Robert, que se encarga de ser el enlace con Nike, la marca que lo ha vestido durante toda su carrera, han creado el equipo perfecto para Rafa.
El mayor título de su carrera
22 Grand Slams, 36 Masters 1000 y otros 23 ATP 500, entre muchos otros premios que ha logrado a lo largo de su carrera, son los que figuran en el paletero especial que ha lucido el balear en Málaga en sus últimos días de carrera.
"Es el mayor competidor que ha dado el deporte con independencia de la disciplina. Los números están ahí"
Pero más allá de todo lo ganado, Rafa ha conseguido la inusual hazaña de ser una persona sencilla, laboriosa y amable, y un ejemplo de conducta en todos los aspectos de la vida. Valores que nunca ha perdido mientras más ha ganado.
"Está muy bien que se nos recuerde por nuestros títulos, nuestros éxitos y nuestros récords, pero eso es algo pasajero. Lo normal es que lleguen otros y lo acaben superando. Una de las cosas que mejor he hecho en mi vida ha sido seguir dándome oportunidades. Fracasar solo es malo si no sabes levantarte y volver a pelear" palabras del propio Nadal para dejar claro que el mayor premio de su carrera no es otro que el legado que deja y que perdurará por el resto de los tiempos.
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