En una final memorable, que quedará grabada en la retina de todos los espectadores que la pudieron presenciar, ya sea in situ en Minneapolis o por televisión, los Philadelphia Eagles se impusieron a los New England Patriots (41-33) arruinando así las expectativas de los de Boston de conquistar su sexta Super Bowl desde que el tándem formado por Bill Belichick y Tom Brady unió sus caminos para fundar una dinastía que, quién sabe, podría haber muerto hoy a manos de Doug Pederson y compañía, quienes dan a Philadelphia su primer anillo después de los dos intentos previos fallidos en 1981, cuando perdieron por 27-10 ante los Raiders de Oakland (XV), y en 2005 (XXXIX), cuando hincaron la rodilla ante los propios Patriots (21-24).
Quedaron en agua de borrajas las 505 yardas de pase con las que acabó Tom Brady el encuentro y las casi 400 yardas de recepción combinadas entre Amendola (152), Hogan (128) y Gronkowski (116). Esta vez, a la hora de la verdad, Brady fue humano y en el que pudo ser el último drive del partido cometió un fumble carísimo que le costó la derrota a su equipo con los Patriots cinco puntos por debajo en el marcador a falta de dos minutos para el final (38-33).
Antes, había mandado Philadelphia a lo largo de todo el choque. Se adelantó gracias a un field goal convertido por Elliot en su primer drive y a pesar de que los Patriots devolvieron el golpe (3-3) a renglón seguido el equipo de Pederson ni se inmutó. Una bomba de Foles sobre Jeffery puso el 9-3 en el luminoso. Brady guió a los Patriots hacia la red zone en una serie de pases magistral, pero se encallaron los de Belichick en el tercer down y Gostkowski falló un field goal fácil que hizo mella en los Pats. Con el viento a favor, los Eagles pusieron más tierra de por medio en el marcador. Lo hicieron tras una conexión entre Foles y Ertz. Blount culminaba el trabajo hasta la zona de anotación con una carrera de 21 yardas (15-3).
New England, sin embargo, volvía a meterse en el partido gracias a una carrera de Burkhead y el posterior field goal convertido por Gostkowski (15-6). Una intercepción de Harmon daba alas a los de Boston antes de que Brady se pusiera a los mandos y acercara a los Pats hasta la yarda 30 de Boston con un pase para Hogan. White, que hasta entonces no había aparecido, emitió sus primeras señales de vida para volver a acercar a los de Nueva Inglaterra con un acarreo inmenso desde su casa (15-12). Había partido.
Pero Clement se encargó de dinamitarlo con una carrera de 55 yardas y a pocos segundo del descanso se produjo la jugada clave del choque, cuando en 4&1 Pederson se la jugó y tiró de imaginación en una jugada de pizarra diseñada para que Foles recibiera en la end zone que engañó por completo a la defensa de los Patriots (22-12).
Tras el show de Justin Timbarlake en el intermedio los Pats se pusieron las pilas y en apenas cuatro pases se plantaron en la end zone de los Eagles. Brady buscó a Gronkowski, lo encontró, y de qué manera (22-19). Comenzó a percutir entonces Philadelphia gracias a su juego de carrera y Foles conectó en última instancia con Clement para el 29-19.
Por aquel entonces, el partido ya era una auténtica locura, y lo iba a ser hasta el final en un intercambio de golpes letal que finalizó después de un pase de Brady a Gronkowski de tres yardas que puso a los Patriots por primera vez en el encuentro por delante en el marcador (32-33).
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Una conversión de Philadelphia en 4&1, sin embargo, resultó definitiva. Ertz anotó el touchdown decisivo en una jugada que tuvieron que revisar los árbitros y esta vez la épica no funcionó a los Patriots. Graham arrebató el balón a Brady en el siguiente drive, Elliot convirtió un field goal, y con un minuto tan sólo en el reloj y sin tiempos muertos Brady no fue capaz de obrar el milagro. Por una vez.