Llora River Plate. Tres malditos minutos separaron al 'Millonario' de su quinta Libertadores, la tercera en los cinco años de la era Gallardo. 180 segundos que tardará una eternidad en olvidar, si es que jamás logra hacerlo. Así como un nombre: Gabriel Barbosa. Con dos goles en el 89' y el 92', Gabigol dio a Flamengo la segunda Copa Libertadores de su historia, la primera desde que Zico la alzara en 1981.
Salió mejor Flamengo, pero River golpeó a las primeras de cambio. En el disparo inaugural, a los 14 minutos, Rafael Santos Borré cazó en el interior del área un centro lateral de Nacho Fernández que había dejado pasar Matías Suárez. Derechazo duro y raso, imposible para Diego Alves.
El gol multiplicó los nervios del ‘Mengao’. Gerson no aparecía en la elaboración, Gabigol y Bruno Henrique apenas participaban. Desconocido, Flamengo no lograba imponer su característico estilo asociativo. Los culpables vestían de rojiblanco y mordían como perros de presa.
Superior en lo físico, River se hartó a recuperar balones en la zona de creación carioca. Pese a gozar de pocas ocasiones -dos tiros lejanos de Palacios y Suárez que se marcharon fuera por poco-, el ‘Millonario’ daba la sensación de poder marcar en cualquier momento.
Mejoró tras la reanudación el ‘Fla’ ante un River cansado, que tan solo generó peligro en tres tiros lejanos que no encontraron portería. Más faena tuvo Armani, que salvó al cuadro argentino en un chut a bocajarro de Everton y sufrió el asedio sin tregua de un ‘Mengao’ que acabó el duelo con cinco delanteros. Pero todo parecía inútil. El 'Millonario' se sentía ya campeón cuando ocurrió lo impensable.
Tras 89 minutos desaparecido, Gabigol irrumpió para cambiar el signo del encuentro. Primero, para empujar a placer un centro de De Arrascaeta. Y tres minutos despues, para pelear de forma exitosa un balonazo largo con los dos centrales franjirrojos y fusilar a Armani con un zurdazo.
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El ariete acabaría expulsado en los segundos finales, junto con Palacios, fruto del exceso de revoluciones. Ya poco importaba. 38 años después, Flamengo es el más grande de América.