De nada bastó la goleada ante el Valencia para los baleares que volvieron a tropezar con la misma piedra. Los partidos a domicilio. Ni la inyección que supuso vencer a un 'coco' como los ches ha servido para encontrar la regularidad en un conjunto bermellón que sale tocado del envite ante un Zaragoza que demuestra que está para subir a Primera. No está lejos de ello.
La primera mitad fue un puro trámite. Poco a destacar salvo el show de Mateu Lahoz. Quiso ser el protagonista en los primeros minutos con dos amarillas antes del minuto siete por protestar. Las dos en apenas cinco segundos de diferencia y las dos para el conjunto maño. La Romareda se metió de lleno en el partido y su equipo tuvo la mejor de los primeros 45 minutos. Un disparo de falta de Kagawa que solo el travesaño pudo parar.
Todo lo que no había pasado en el primer tiempo ocurrió en los primeros cinco minutos tras el descanso. Del posible 0-1 de los baleares se pasó al gol de Blanco que abrió la lata. Fue entonces cuando el Mallorca quiso empatar lo más rápido posible y pero las prisas nunca son buenas y apenas unos minutos después, Puado ponía tierra de por medio con un cabezazo que entró de milagro. Si no estaba Linares para rematar la faena.
Parecía que fuera el Mallorca el que iba por delante en la eliminatoria por el ritmo lento de partido que seguía imprimiendo los baleares. Y claro, ante un Zaragoza que se come el mundo acabó cayendo el tercero. Soro luchó hasta el final un despiste defensivo para servirle en bandeja de plata el tanto, ahora sí, para Linares.
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El pescado ya estaba todo vendido cuando Febas se inventó un latigazo sensacional para batir a Álvaro Ratón a cinco minutos para el final. De nuevo las prisas aparecieron pero no dieron ningún fruto. La Romareda vivió un pase de Primera.