Uruguay salió a ganar, y ganó. Sumó su segunda victoria de la Copa América, gracias a un cabezazo agónico de Edinson Cavani en la recta final. La Celeste acabó líder invicta del grupo C y ahora se las verá con Perú, a quien Brasil le infringió un vergonzoso 0-5 el sábado.
Chile salió a empatar, y perdió. Encajó la primera derrota, acabó segundo y se medirá con el coco de Colombia en el gran cruce de cuartos de final. Será un cara a cara entre dos candidatos al cetro continental: La Roja buscando el tricampeonato y los cafeteros un título que les dé prestigio.
El enfoque previo fue antagónico. Chile estaba clasificado de antemano, por eso reservó alguno de sus titulares como el insustituible Arturo Vidal, a una tarjeta de la suspensión y aquejado de molestias musculares, Isla o Beausejour. El Maestro Tabárez, en cambio, lo puso todo.
Cuando el balón rodó, los roles previos se intercambiaron. El nudo táctico de Reinaldo Rueda maniató, de salida, a la Celeste, que fue absolutamente a remolque durante el primer cuarto de hora. El monólogo chileno (que en esta primera etapa llegó a hacerse con el 70% de la posesión del balón) podría haber sido culminado por un remate cruzado con mucha intención de Alexis Sánchez (min. 6).
A Uruguay le costó sacudirse de un dominio que lo enmudeció. Lo consiguió a través de la calidad del flamenguista Arrascaeta, que jugaba en casa, y que se asoció muy bien con Suárez, mientras Cavani estaba muy ofuscado. Y el blaugrana, una vez activado, la tuvo (min. 21) en un uno contra uno ante Arias en que perdió el ángulo de tiro.
El choque acabó respondiendo a uno de los guiones preestablecidos posibles: con dos selecciones con cuentas pendientes a saldar, sin demasiado fútbol, con mucha tensión e imprecisiones, con Uruguay intentando llevar la batuta sin demasiada precisión, y con La Roja muy compacta, con un Alexis Sánchez, entonado, marcando las diferencias en el tercio de ataque.
EL GOL DEL INVISIBLE CAVANI
El encuentro se convirtió en un clásico y ambos coincidieron a jugárselo en las áreas. El centrocampismo desapareció: los charrúas se encomendaban a Suárez y a Cavani, mientras que los del Pacífico Sur apostaban sus fichas en Alexis Sánchez, el mejor del encuentro, y en un Vargas, que es una garantía de vida cuando se viste de rojo. El espectador lo agradeció, Tabárez y Rueda, quizás no.
Era extraño que no hubiera lances bizarros en un Chile-Uruguay. Hasta que Jara le dio un patadón a un espectador que saltó al terreno de juego con una cabeza de gallo y que los stweards no conseguían parar. Y Luis Suárez, que está en todas, pidió al colegiado brasileño una tarjeta que no le concedieron.
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Con el partido roto y caminando a paso firme hacia el empate, apareció, por fin, Cavani, que metió la primera y única que tuvo. Fue un cabezazo fotográficamente impecable, tras un certero centro de Rodríguez. Un golazo en un estadio mítico, como es Maracaná, que puede marcar la historia de Uruguay en esta Copa América... y también la de Chile.