Andrés Iniesta volvió a demostrar este sábado en el Clásico que ya se ha ganado el respeto absoluto del fútbol español. Salvo contadas excepciones, el centrocampista manchego ha recibido durante los últimos años numerosas muestras de cariño alrededor de la geografía española gracias, en gran medida, a su histórico gol en la final del Mundial de Sudáfrica 2010. Pero el destino tenía deparado a 'Don Andrés' otro reconocimiento muy especial.
Apenas quedaba un cuarto de hora para el final del Clásico cuando, con 0-4 en el marcador, Luis Enrique decidió dar descanso al astro de Fuentealbilla. Se reprodujo entonces una imagen grabada a fuego en la memoria de barcelonistas y madridistas y que, curiosamente, cumplió su primera década hace apenas unos días: la célebre ovación a Ronaldinho Gaúcho tras el recordado 0-3 de 2005. Una imagen que dio la vuelta al mundo tras el recital del crack brasileño, que desarboló por completo a la zaga blanca en una segunda mitad de ensueño.
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Pese a algunos tímidos pitidos, la respuesta del Bernabéu ante la sustitución de Iniesta fue unánime. El coliseo blanco rindió tributo a uno de los mejores futbolistas españoles de la historia y que este sábado vivió su primer Clásico como capitán. Unos aplausos que fueron la antesala de la gran pitada final -con pañolada incluida- al conjunto blanco y a Florentino Pérez.