Èric Garcia volvió a casa el pasado verano tras dejar atrás su etapa en el Manchester City, al que llegó en 2017 procedente del fútbol base blaugrana. Su trayectoria en La Masia le convirtió en uno de los centrales con mayor proyección de la cantera, aunque acabó aceptando el reto de seguir creciendo en Inglaterra, como en su día hizo Gerard Piqué, con quien siempre le habían comparado en las divisiones inferiores del Barça. El de Martorell vivirá de forma muy especial su primer enfrentamiento con el Real Madrid con el primer equipo este próximo domingo. Por varias razones.
Más allá de que los precedentes obligan a recordar que el primer clásico de Gerard Piqué fue el inolvidable 2-6 en el Santiago Bernabéu, Èric Garcia es un futbolista muy cuestionado en los últimos tiempos por una gran parte del entorno madridista y, también, de la selección española, que en muchos casos acaba siendo el mismo. De hecho, no le perdonan que siga siendo una apuesta fija para Luis Enrique, que, en cambio, sigue sin contar con futbolistas del Real Madrid como Nacho o Sergio Ramos, al que dejó fuera de la pasada Eurocopa. El de Martorell ha sido observado con lupa con el objetivo de desautorizar la gestión del seleccionador.
De hecho, en diversos medios de comunicación afines al club blanco se llegó a publicar que el propio Florentino Pérez tomó la decisión de bloquear la posibilidad de fichar al central cuando su futuro en el City parecía acabarse tras no renovar su contrato con los ingleses. Fue en el verano de 2020 cuando se llegó a asegurar que varios informes desaconsejaban su llegada. Esta información, obviamente, no ofrecía ningún detalle sobre las intenciones del propio jugador, que en ningún momento llegó ni siquiera a plantearse la posibilidad de vestirse de blanco. Culé de cuna, en su horizonte solo aparecía el Camp Nou.
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Será en este estadio en el que espera empezar a emular la trayectoria del que muy probablemente será su compañero en el centro de la defensa, Gerard Piqué, cuyo rendimiento ante el Real Madrid crece de forma exponencial. Motivos no le faltan a Èric para empezar a escribir su propia historia.