El 1x1 del Real Madrid en el clásico

Salvó a su equipo en un mano a mano con Arthur en el minuto 33. Tapó mucha portería frente al brasileño y achicó espacios justo a tiempo. Poco después, detuvo un buen remate de Messi desde la frontal del área. En la segunda parte tuvo menos trabajo. En líneas generales, transmitió seguridad a su defensa.

Condicionado por la amarilla que vio en el minuto 18, apenas progresó en ataque durante la primera parte. No supo detectar las debilidades del Barça y se limitó a cumplir en defensa. Como su equipo, jugó un partido de altibajos aunque en la segunda parte dio un paso adelante para aportar en ataque. 

Cumplió en tareas defensivas, tapando las lagunas de sus compañeros. Bien en el corte y en la corrección (providencial para impedir un gol de Braithwaite con Courtois ya superado), fundamental para dar estabilidad a la defensa: frente al juego más caótico de Ramos, Varane aportó cordura. 

Aunque el espíritu del Madrid depende en buena medida de él, Ramos jugó un partido demasiado desordenado. Superado en el uno contra uno durante casi toda la primera parte, aunque ligeramente recuperado en la segunda, cuando estiró al equipo hacia arriba. Cerró el partido intentando marcar de falta, pero su remate se estrelló en la barrera.

Más extremo que lateral, el brasileño jugó en campo contrario. Intentó profundizar por su banda junto a Vinicius, pero le faltó precisión en el pase y un punto de rapidez en el desborde. En defensa, como ya es habitual, tuvo algunas lagunas, pero también tuvo el acierto de rebañar un balón a Messi cuando el argentino encaraba a Courtois: lo celebró como si hubiera marcado un gol.

Tiró de físico para ir al choque con los rivales. Contundente, como de costumbre, aunque demasiado brusco en demasiadas ocasiones. Sorprendió que acabase el partido sin tarjeta. Con el balón en los pies estuvo demasiado plano, jugando en corto y en horizontal. 

Comenzó el partido como interior derecho: demasiado pegado a la banda como para que el Madrid se aprovechase de sus virtudes. Poco a poco fue centrando su posición para mejorar su presencia en el partido, aunque no entró demasiado en juego. Su despliegue físico fue encomiable, pero dio la sensación de verse superado por el partido. 

Dio la sensación de que aún le duele su suplencia ante el City. Intentó combinar con sus compañeros, aunque su partido fue más horizontal que vertical. Intentó un par de disparos desde media distancia, pero sin peligro real. 

Tuvo un prometedor arranque de partido, moviéndose en la zona de la media punta. Alternó apariciones interesantes con otros momentos de imprecisión. Se sacó de la manga un gran disparo a puerta en el minuto 55, muy bien repelido por Ter Stegen y rozó el gol poco después, en un buen remate de cabeza. De lo más interesante que ofreció el Madrid.

Enérgico y persistente, fue el encargado de agitar el ataque del Madrid. Percutió una y otra vez por la banda izquierda. No siempre acertó en el remate o en el pase, pero no le importó: tuvo velocidad y desborde, pero también gol. Suyo fue el único tanto del partido, tras rematar al primer palo y superar a Ter Stegen. Se ganó el aplauso del Bernabéu tanto por su gol como por su insistencia y voluntad. 

Muy por debajo de lo que se podría esperar de un delantero de su nivel en un partido de tanta altura: intervino poco y de manera inocua. Jugó demasiado lejos del área. Bajó a recibir con frecuencia, para moverse en zona de poco peligro y descargar el juego. Y cuando apareció en el área, erró las escasas ocasiones que tuvo para ver puerta. 

Tuvo un cuarto de hora para intentar mantener el 1-0, pero apenas entró en juego. Con el partido ya desatado, no logró dar consistencia al centro del campo del Real Madrid. 

Apenas pudo intervenir en el partido. Entró al campo demasiado frío, cuando el partido entró en su fase más caliente. 

Sustituyó a Benzema con el partido prácticamente terminado: en su primera aparición, tuvo el acierto de superar a Umtiti y batir a Ter Stegen para llevar el delirio al Bernabéu. Solo necesitó unos segundos para reivindicarse. Frente a un Jovic ausente y desacertado, Mariano pidió la palabra con el gol que sentenció al Barça.