La París-Roubaix es una de las clásicas ciclistas más famosas del mundo y suele dejar siempre estampas de escándalo. En su edición de 2015, volvió a ser así. En esta ocasión, cerca del pueblo de Wallers, el paso del pelotón se vio interrumpido por la repentina bajada de las barreras frente a las vías ante la cercanía de un tren de alta velocidad. Una señal que casi la mitad del pelotón ignoró para no verse descolgado de los primeros corredores que ya las habían superado.
Muchos de los corredores ni siquiera siguieron las indicaciones de los policias que escoltaban al pelotón y decidieron cruzar con el consecuente peligro. Las imágenes dejan la piel de gallina.