Se le había puesto tan bien el partido al Tottenham que finalmente lo dejó escapar. El Olympiakos le regaló el 0-1, falló en el 0-2 pero luego se rehizo para acabar salvando un meritorio punto. Kane y Lucas vieron puerta pero sus tantos los neutralizó un cuadro griego que demostró que tiene mucho que decir en este grupo.
Un penalti. Una falta tonta en el área y te condena en una primera mitad prácticamente impecable. "Prácticamente" porque luego vio como un trallazo de Lucas Moura los dejaba casi en la cuneta. Pero volvamos al penalti. El Olympiakos había salido como una bestia a este encuentro, siendo el gran dominador del partido y teniendo ocasiones para aburrir para delantarse en el marcador, disparo al palo de Guerrero incluído. Aun así, no lo hicieron y el Tottenham sacó a relucir su pegada más temible.
Meriah puso ese maldito pie a media altura y Kane, listo como pocos, tropezó. Penalti claro que el mismo ariete inglés iba a transformar. ¿Cómo va a fallar un penalti este hombre? Con la superioridad en el luminoso, el Tottenham se iba a asentar en el partido. Pochettino respiraba tras un inicio trepidante y Lucas le daba otra bocanada de aire.
El brasileño aprovechó un error en la salida de balón griega y, con un trallazo, ponía la brecha. Lejos de venirse abajo, el Olympiakos lo siguió intentando y Podence voleó en busca de recortar distancias pero no lo logró. Por el momento. El extremo cuajó un gran partido y permitió a los suyos acercarse en el marcador en los últimos instantes de la priemra mitad.
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En la reanudación, el buen juego griego tuvo su recompensa. No merecían perder y Valbuena puso las tablas desde el punto de penalti. Justicia divina. Tras el tanto, un par de ocasiones de Dele Alli y Lamela fue el bagaje ofensivo de dos equipos que firmaron la paz. Punto que satisface a ambos.