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Sancho y Haaland rompen el muro ruso

Un tanto del inglés, de penalti, y la sentencia de Haaland sirvieron para que el Dortmund sumara la primera victoria en esta fase de grupos

El Zenit salió a por el empate y el cuadro 'borusser', que buscó el triunfo hasta el final, lo terminó encontrando en los últimos instantes

Albert Gracia

El dios del fútbol premió al Dortmund porque fue el único equipo que quiso ganar. Un penalti absurdo de Karavaev sobre Hazard que transformó Sancho fue suficiente para romper el muro infranqueable que había construido el Zenit en el Signal Iduna Park. Los ‘borussers’ se estrellaron una vez tras otra ante la infranqueable zaga del cuadro ruso, que se olvidó de lo que era atacar. Una ocasión en todo el partido. Pagó cara su racanería. Al final Haaland, como siempre, asistió a su particular idilio con el gol. Apareció dos veces. A la primera falló el mano a mano. A la segunda fue para dentro. Simple. 

Volvió a confiar Favre en su nuevo esquema. Adiós a la defensa de tres y vuelta a los tres mediapuntas. Haaland se frotaba las manos, pero iba a tener un partido más bien aburrido. Ya desde el inicio. El Zenit se plantó atrás, bien juntito en bloque bajo, neutralizando por completo las mejores cualidades del noruego. Sin espacios, el ‘9’ se vio enjaulado y el Dortmund, precipitado en los metros finales, se estrelló una vez tras otra en el muro ruso. 

De nada servía rodear el área rival con siete jugadores. De nada servía ese dominio. Todos metidos por dentro. Faltaba profundidad en los costados, un último pase, una genialidad de Sancho o Reyna. El estadounidense a punto estuvo de liarla en el inicio con un disparo que se fue por nada.

También la tuvo Reus, aunque la más clara fue para Haaland. Da igual el contexto que alguna tiene. Sancho vio la brecha entre centrales y el noruego, en la única acción con espacios, erró ante Kerzhakov. No ofreció más el Dortmund. Solo tres disparos. Aun así, dos más que el Zenit, que solo tuvo un cabezazo de Driussi tras la mala salida de Bürki. Balones a Dyuba y que el se ‘matara’ con la zaga rival. Le duraba el balón dos telediarios.  

En la reanudación, llegó el diluvio en el Signal Iduna Park, pero en el césped todo siguió igual. Reus pudo abrir la lata pero disparó al palo. Estaba en fuera de juego. El Dortmund mantuvo su estilo, buscó atacar y atacar y Favre movió el banquillo. Entraron Hazard y Brandt, que le dieron más sentido a la circulación.

 

Al final, el fútbol premió al que más quiso. El Zenit buscó el empate desde el calentamiento y pagó cara su racanería. Lo hizo tras un penalti. Agarrón de Karavaev sobre Hazard y Sancho que no fallaba. Ni siquiera con el 1-0 el Zenit hizo el intento de asomarse al área rival. Con todo decidido, Haaland se sumó su particular fiesta del gol.