La Real Sociedad deslumbró con su descarado juego asociativo a todo un campeón de Europa, el Benfica, que pese a su desesperado arreón final no pudo evitar la derrota y el enfado de una afición que se ve desahuciada de la Champions. En cambio, los ‘txuri urdin’, que trasladaron su dominio al marcador con un gol de Brais Méndez (0-1), ya cuentan con un colchón de cuatro puntos.
Forzado a ganar para mantenerse en el coliderato del grupo tras la victoria del Inter, el conjunto ‘txuri urdin’ se vio abrumado de inicio por el vigor de un Benfica crecido ante su afición. Un arreón que no llegó a buen puerto por la buena vista del linier, que anuló un gol a Musa por fuera de juego.
Un riesgo que la Real estaba dispuesta a correr. Valiente en su puesta en escena, el equipo de Imanol situó la retaguardia en campo rival y se adueñó del balón con el paso de los minutos. Faltaba dar otra vuelta de tuerca, asomarse al área de Trubin, y Aihen probó suerte desde la frontal con un disparo que se marchó cruzado en exceso.
La Real iba a más. Brais marcó un gol anulado por claro fuera de juego y Kubo tiró cerca del palo tras una recuperación alta. Después de protestar sin éxito dos manos dentro del área, el cuadro donostiarra zanjó el primer acto con un disparo de Barrenetxea que lamió el palo.
Schmidt retocó el dibujo para reforzar el ataque, pero el primer tiro a puerta fue de Zubimendi, que se topó con los guantes de Trubin. La Real prolongó su dominio hasta que encontró el gol en un centro de Barrenetxa que Brais Méndez embocó en el área chica. A renglón seguido, Kubo estrelló en el larguero un obús que olía a sentencia.
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El amenazante runrún de la grada y los cambios, con el descarado Gouveia al frente, hicieron reaccionar al Benfica. Neres probó con timidez a Remiro, que respondió con la misma seguridad a un tiros de Gouveia y Aursnes. Al creciente acoso lisboeta, la Real respondió con sangre fría y dormió el duelo a base de pases para amarrar el triunfo.