Se cumplieron muchos pronósticos, y el Bayern de Múnich regresó desde Lisboa con la Champions League en su poder. Un desenlace justo para el gran dominador de la competición en la presente temporada, una edición 19-20 marcada por el coronavirus, el parón de cinco meses y una fase final en Lisboa sin público y a partido único desde cuartos.
La Champions League más atípica acaba en las vitrinas muniquesas. Los ‘Mia San Mia’ redondean así una temporada perfecta con el triplete, Liga, Copa y Champions, y unas cifras de vértigo. Y con un nombre propio, que rehúye los focos pero que es el gran artífice del milagro bávaro.
No es otro que Hans-Dieter Flick. El de Heidelberg cogió en noviembre un club a la deriva tras el fracaso de Kovac, y con una gran dosis de sentido común y el bagaje de ocho años al lado de Joachim Löw en la ‘Mannschaft’ los resultados no se han hecho esperar. Un triplete que permite a los germanos superar al Real Madrid en el ránking UEFA, con un índice 136.000 por 134.000 los blancos.
La plantilla del Bayern pudo celebrar su título pero con las restricciones propias de la pandemia. Con Thiago Alcántara convertido en maestro de ceremonias en su adiós a la entidad, jugadores y cuerpo técnico adelantaron la ‘Oktoberfest’ muniquesa a la cálida noche de agosto lisboeta con la satisfacción del trabajo bien hecho y del deber cumplido.
Pasan los años, las modas, los esquemas, pero el Bayern de Múnich siempre está ahí.
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Once finales y seis títulos adornan el currículum de un club envidiado, incluso odiado por muchos a raíz de cierta prepotencia en declaraciones o filosofía, pero la realidad es que el modelo funciona. Exjugadores legendarios al mando, el papel del público como eje de la entidad y éxito deportivo. Puro Bayern.