La final de la Champions League 2016 entre el Real Madrid y el Atlético se decidió desde el punto de penalti (5-3). Y, como suele decirse, esta lotería acabó sonriendo al equipo blanco, que transformó los cinco lanzamientos.
Lo mejor
El espíritu competitivo del Real Madrid. El equipo blanco demostró que es un 'animal competitivo'. Marcó en el minuto 15 (en fuera de juego) por mediación de Sergio Ramos y sacó el pie del acelerador. Se dedicó a controlar ante un inofensivo Atlético. Solo volvió a dar señales de vida con el 1-1 y, en la prórroga, fue el equipo que generó más peligro, pudiendo desequilibrar otra vez el marcador en cualquier momento. Tuvo la suerte de los campeones y alargó su leyenda (11 trofeos).
Lo peor
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La desgracia del Atlético. Los discícpulos del Cholo Simeone fueron más 'pupas' que nunca. Encajaron un gol en fuera de juego muy temprano, fallaron un penalti (Griezmann) y estuvieron demasiado tiempo desconectados del partido. En un 'arreón' final, Carrasco devolvió la vida al Atlético e hizo justicia a lo que estaba sucediendo en el campo. En los penalties falló Juanfran. En el peor momento (cuarto lanzamiento). Los astros, una vez más, se alinearon en su contra.