No siempre hace falta jugar a un gran fútbol, dominar la posesión y tener infinidad de ocasiones para ganar. A veces, con un buen planteamiento, creer en las ideas del entrenador y aprovechar los pocos acercamientos a meta es suficiente. Depay y Terrier aprovecharon dos errores del Leipzig para llevarse los tres puntos.
Sylvinho, cuestionado por su mal inicio en competición doméstica, se la estaba jugando en Alemania. Pero supo leer muy bien el partido de inicio y la verdad es que le funcionó. Optó por una defensa de cinco para bloquear a los carrileros del Leipzig, esperar agazapados para salir a la contra y ahí hacer daño con Aouar, Depay y Terrier.
Y de estos dos nació el primer tanto de la noche. El primero luchó y robó el balón en campo contrario y se lo cedió a Memphis, que no perdonó en el mano a mano ante Gulacsi. Tras el gol, los franceses no cambiaron el guión, aunque casi toman de su propia medicina. En una contra, Werner se quedó totalmente solo tras un fantástico autopase pero picó demasiado el cuero en su intento de vaselina. El mismo delantero y Poulsen tuvieron la igualada antes del receso.
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Poco varió el guión en la segunda. Los de Nagelsmann salieron buscando la igualada y a punto estuvo de conseguirla Halstenberg, que tras una jugada individual se topó con el guardameta lionés. Y pese a otro aviso de Sabitzer con un tiro lejano, el Lyon volvió a golpear. Igual que el primer gol, Terrier robó cerca del área contraria, y tras zafarse del portero, sentenció el partido. De nada sirvió el acecho de los alemanes en el tramo final. No había modo de desbloquear la zaga del Lyon. Tres puntos de oro.