No hubo atisbo alguno de sorpresa. Liverpool y Oporto jugaron a dejar pasar los minutos sin hacerse daño, conscientes que la eliminatoria estaba sentenciada y ambo equipos atraviesan un momento crucial en sus competiciones domésticas. Nueve años después, Anfield albergará un partido de los cuartos de final de la Champions League.
Jürgen Klopp cumplió su palabra: armar un once sólido y reconocible, pero con algunos cambios. Descansaron jugadores clave como Van Dijk o Salah. También reformó su alineación habitual Sérgio Conceição, apostando por una medular creativa con la presencia de Oliver Torres y haciendo debutar al joven extremo derecho luso Bruno Costa. Al frente, el romperredes Vicent Aboubakar volvía a la titularidad tras seis partidos lesionado.
El primer acto tuvo color rojo. El Liverpool jugaba sin prisa, consciente de que cada posesión intrascendente les acercaba un poco más a los cuartos de final. Cuando el balón cambiaba de dueño, la alta presión de los 'reds' imposibilitaba que los 'dragones' se acercaran al área de Karius con peligro, más allá de algún balón largo aislado a la espalda de la defensa.
Jugando a medio gas, el Liverpool pudo adelantarse a los 18 minutos con un remate aprobático de Mané que se marchó por encima del larguero tras una buena acción colectiva por banda derecha. Más por inercia que por voluntad, los del Merseyside llegaban con asiduidad al área lusa, pero los centrales blanquiazules lograban abortar el peligro en última instancia.
Los 'reds' se fueron soltando con el avance del crono, conscientes de la inofensivilidad de su oponente. La volvió a tener Mané sobre la media hora, con un derechazo cruzado que se estrelló contra el poste. Minutos después fue Lovren quien peinó un centro de Milner que salió lamiendo el larguero.
El paso por vestuarios no modificó el guión del partido. Los 'reds' dominaron el cuero, llegando con facilidad a los dominios de Casillas, pero les faltó precisión en el último pase para estrenar el marcador. El Oporto tardó 52 minutos para tirar a puerta, con un zapatazo lejano de Waris que obligó a volar a Karius.
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La entrada de Salah a quince minutos del final animó las adormecidas gradas de Anfield, pero el luminoso no se alteraría. El pitido final confirmó el acceso del Liverpool a cuartos de final de la Champions League tras nueve años de ausencia.