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Con más esfuerzo de lo previsto, la Juventus hizo los deberes ante el Dinamo de Kiev y se plantará el próximo martes en el Camp Nou con opciones de acabar primera de grupo. Para ello debería revertir el 0-2 de Turín. Ante el conjunto ucraniano, el cuadro de Andrea Pirlo abrió la lata y perdió el control del partido. La velocidad de Chiesa, imparable, y la pegada de la dupla Morata-Cristiano liquidaron el duelo a la contra (3-0).
Mención aparte merece la francesa Stéphanie Frappart, que se convirtió en la primera colegiada que dirige un partido de la Champions League masculina. Su correcta actuación no influyó en el juego.
La ‘Vecchia Signora’ partió con su habitual vocación protagonista. Sobresalió Chiesa, omnipresente en la banda derecha y que encontró en Mykolenko a un marcador exigente. Fuera de su alcance, en el corazón del área, el italiano abrió la lata en un cabezazo picado que sorprendió a Bushchan.
El tanto dio confianza a la Juve, que pudo ampliar distancias en un córner que Morata desvió en el primer poste y salvó el arquero. Ronaldo, menos participativo, mandó su primer chut al larguero. No se dejó intimidar el Dinamo, que jamás renunció al balón. El cuadro de Lucescu fue a más, dominó antes del asueto y hasta Szczesny le arrebató el empate a Tsygankov.
Igual de respondón reapareció el Dinamo tras la pausa. Sin el control del partido, la ‘Vecchia Signora’ liquidó la contienda a la contra, propulsada por Chiesa. Las carreras del italiano sirvieron en bandeja de plata a Cristiano y Morata los goles que sentenciaron el partido.
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El luso no marcaba al Dinamo desde noviembre de 2007, hace 13 años y 25 días. El margen más amplio entre dos tantos que un jugador haya marcado jamás a un mismo equipo en la Champions. Fue, además, la diana 750 del portugués entre clubes y selección.