El Liverpool sobrevive a su apagón en Da Luz y encarrila el pase a semifinales

Paso de gigante del Liverpool hacia las semifinales tras su exhibición con susto en Lisboa (1-3). La capital lusa, donde se fraguó la llegada de Klopp al banquillo ‘red’ hace casi siete años, dio otra alegría a los ‘scousers’. Una primera parte brillante encarriló el duelo y la eliminatoria aunque un apagón impropio del equipo tras el asueto en Da Luz propició que el Benfica se metiera de lleno. Luis Díaz, en el tramo final, asestó un golpe casi definitivo a un cuadro luso sostenido por Vlachodimos.

El meta griego-alemán vio cómo el Liverpool le remataba hasta ocho veces en 24 minutos. Mané y Salah, enemigos hace apenas una semana, se conjugaron para obligar a la primera intervención del portero del Benfica. Pase con el tacón y definición con la puntera. Acción de quilates. No le ayudó su defensa a Vlachomidmos. Pasado el cuarto de hora y en pleno asedio ‘red’, Konaté se elevó con mucha facilidad en un córner que cabeceó a la perfección. Keïta, una de las sorpresas en el once y que cuajó una notable actuación, la tuvo en otro testarazo que no fue tan certero como el del central francés.

Luis Díaz, pitado por su pasado en el Oporto y que sentó a Jota y Firmino, perdonó un uno contra uno frente al meta, muy firme con sus extremidades. El Liverpool aplastaba y su infinidad de recursos impide despistarse un mínimo segundo. Alexander-Arnold sacó a relucir el guante que tiene en el pie con un envío perfecto hacia Díaz, que le regaló el gol a Mané.

Con tres llegadas en menos de un minuto en plan 'pinball' se terminó de dinamitar el encuentro. Vlachodimos le negó el tanto a un Salah hoy apagado mientras que Konaté y Van Dijk frustraron a Darwin y Rafa Silva, respectivamente. El central francés, imperial, manchó su actuación con un error grosero tras el receso. Mal perfilado en un centro de Rafa Silva, no despejó bien y a Darwin Núñez no se le puede dar regalos. El tanto del uruguayo dio paso al mejor momento de los de Nélson Veríssimo. Tanto, que Everton tuvo en sus botas el 2-2 que obligó a la primera gran intervención de Alisson.

Klopp sacudió a su equipo con un triple cambio -sustituyó a Mané y Salah, ahí es nada- y recobró un poco el equilibro. Protestó el Benfica un posible penalti de Van Dijk a Darwin, uno de estos con mínimo contacto que en Europa no se pitan. Sabe jugar a este juego el bueno de Virgil. El esfuerzo físico empezó a hacer mella y ambos parecían firmar el 1-2 por cómo se habían visto, hasta que Keïta vio el hueco para brindar el 1-3 a Luis Díaz. Esta vez sí supo definir el colombiano al driblar a Vlachodimos, que aún tuvo la capacidad de salvar el 1-4 de Jota en el descuento. Octava victoria seguida del Liverpool a domicilio en todas las competiciones, su mejor racha de toda la historia.