El Manchester United puso las cosas en su sitio y se vengó del Istanbul Basaksehir. Los de Solskjaer respondieron a la traumática derrota en Turquia en un duelo que evidenció la diferencia de calidad entre ambos conjuntos. Marcó la diferencia la primera mitad, cuando el ataque local abrumó la zaga otomana. Acabaron castigando los sospechosos habituales: Bruno Fernandes y Rashford, las puntas de lanza de un United que se afianza en la cabeza de su grupo.
Solskjaer sacudió su once, claramente más ofensivo con Van de Beek en el doble pivote, y Martial y Cavani en punta de lanza. El resultado fue una primera mitad fluida en cuanto a juego, en gran parte gracias al arranque que regaló Bruno. El portugués convirtió un rebote a la frontal del área en un obús: tal y como bajaba del cielo el balón lo empaló al fondo de la red.
Si el ataque inglés ya parecía ser demasiado para la defensa del Basaksehir, encontraron fuego amigo en su meta Gunok. Al portero le resbaló de las manos un centro de Telles, y acabó cayendo en posesión de Bruno para que empujara el segundo gol. La sentencia la pondría Rashford gracias a un penalti que forzó él mismo, en una carrera que retrató a su marcador Bolingoli.
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Ole Gunnar Solskjaer se permitió el lujo de rotar en la segunda mitad, con la entrada de Tuanzebe, y de guardar sus grandes espadas para las próximas fechas. A quince minutos del final, Turuc marcó el gol del honor en un gran libre directo que De Gea despejó, pero cuando el balón ya había cruzado la línea, y Daniel James completó la goleada en el descuento. El 4-1 final relega a los turcos a la última plaza del grupo, mientras permite al United sellar su pase la próxima semana con un empate en la visita del PSG.