El Atlético de Madrid se apuntó por 1-0 el primer asalto frente al Leicester pero dejó la sentencia de la eliminatoria para Filbert Way, no siendo capaz de derrumbar a un rival que, enlazando su segunda derrota desde que le dirige Craigh Shakespeare, mantendrá la esperanza de seguir haciendo historia.
El duelo se decidió a través de un penalti que no era tal, en la agilidad de Griezmann para tirarse dentro del área cuando notó el empujón de Albrighton rozándose la media hora de partido. El francés engañó al árbitro primero y a Schmeichel después, quien no pudo sumar su tercer partido de Champions atajando un penalti después de hacerlo en los dos compromisos ante el Sevilla.
Antes, mucho antes, a los cuatro minutos, avisó con un obús Koke que se estrelló en el palo y que dio a entender un asalto colchonero continuado sobre la meta del equipo inglés... Que no fue tal. Dominó el equipo de Simeone y trabajo, y corrió, y sufrió y se empeñó en resistir el grupo de Shakespeare.
Entregado a su sueño que comenzó en septiembre y que a duras penas ha sostenido el derrumbe moral de una temporada que se llevó por delante a Claudio Ranieri, el Lester mantiene a duras penas reminiscencias de su glorioso y no tan lejano pasado. Y sobrevive.
Acabó el partido del Calderón, de alguna manera, con el mismo sabor que en el Pizjuán, donde pareció entregado a un Sevilla superior pero que le dejó sobrevivir... Y que lo pagó con la eliminación en Inglaterra. El Atleti se enfrentará a esa misma sensación en Filbert Way.
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Sabiéndose favorito no fue capaz de trasladar su superioridad al marcador. Lo hizo, solo, a través de un penalti injusto. Y probablemente sufrirá, y no poco, en la guarida de los zorros.