Lo que pudo haber sido y no fue. Pena máxima. El Atlético jugó una gran hora de partido y tuvo el pase a octavos ya en su mano, pero se desplomó sin previo aviso. Como un castillo de naipes. La cabeza funcionó, pero las piernas dijeron basta. Simeone tardó demasiado en hacer los cambios. Y el Bayern, al que todo le sale bien, no perdona estos regalos.
Incluso este cuadro bávaro repleto de suplentes. Olió sangre Flick e introdujo a Müller y Gnabry en la segunda mitad para que el mediapunta se inventara y transformara un penalti en el último suspiro. De poco sirvió el buen partido rojiblanco, con ocasiones claras, y el tanto de Joao Félix. El pase se decidirá en la ’final’ de Salzburgo ante un rival que ya avisó en el Metropolitano de lo que es capaz. Los bávaros acaban con una racha de 16 victorias seguidas.
Probaturas contra certezas. Simeone apostó por su once de noviembre y a Flick le dio por cambiar de receta, con casi todo suplentes. Adiós al 4-2-3-1 y fórmula de tres centrales. Más cobijo y, claro, menos pegada. Si al cambio de esquema le sumas las pocas ganas de atacar, te queda un planteamiento pobre, sin estridencias. Lo plano imperó en el inicio.
El Bayern movió el cuero de parsimoniosamente ante un Atlético bien plantado y eléctrico en las transiciones. Encontró ocasiones como quiso. La primera la tuvo Correa, en un mano a mano ante Nübel. Con Joao Félix todo es más fácil, y si encima tiene espacios la cosa se pone interesante. Flick despobló el medio y el luso se movió por ahí como pez en el agua. También Llorente, que volvió a marcar diferencias en el sector diestro.
Apuró a línea de fondo y la puso para que Joao Félix abriera la lata. Mejoraba el Atlético con balón ante un Bayern incapaz de crear peligro. Un disparo de Sané al Bernabéu y un jugadón del joven Musiala fue todo en una primera mitad teñida de rojiblanco y que pudo ser aún más dañina para los bávaros. El Atlético continuó con su buen hacer y pudo abrir brecha en transiciones, Logró el equipo activar a Carrasco y Llorente con espacios, que se turnaron para crear salir por patas. El madrileño primero disparó arriba a pase del belga y luego cedió a Correa, que tampoco estuvo fino.
En la reanudación, el Atlético se quedó el balón y lo mimó ante un Bayern incómodo, incapaz de ir a la presión. Pero todo cambió a la hora de partido. Los rojiblancos se volvieron a quedar sin gasolina y Flick lo aprovechó para meter cambios. El Bayern, ya con el liderazgo del omnipresente Müller, echó el resto en el tramo final. Como si se lo jugara todo.
El mediapunta es un ganador y forzó y transformó una pena máxima para matar al Atlético. Los rojiblancos, eso sí, murieron con las botas puestas. Hermoso, de cabeza, y Felipe, en la última jugada, tuvieron la victoria. Todo para el final.
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