Menos problemas tuvo el colegiado para arbitrar la acción en la que Salah golpeó y Alaba tapó el disparo con el cuerpo para evitar que el Liverpool pudiera ver puerta.
El egipcio protestó la jugada con vehemencia al considerar que su chut había tocado en el brazo del defensor austriaco. Sin embargo, Turpin hizo oídos sordos a las protestas y dejó seguir el juego.
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Acerté plenamente. Alaba tenía los brazos completamente pegados al cuerpo y es imposible que esa acción pueda derivar en un penalti. Tan solo Salah protestó la acción, sinónimo de que la jugada no tenía mucha más polémica.