Una de cal y otra de arena. Antoine Griezmann parece que no le termina de sonreír la suerte ni en una de sus mejores noches europeas. Al menos, de los últimos meses. El francés había sido el gran nombre propio rojiblanco en el duelo ante el Liverpool, logrando el doblete que empataba un partido que había empezado realmente mal para el Atlético.
Por fin parecía que Griezmann iba a tener la noche redonda que durante tanto tiempo había soñado, aquella que le permitiera reivindicarse en Champions y demostrarle a la parroquia rojiblanca que su regreso es una auténtica bendición. Pero todo lo que parecía se quedó a medias por una absurda acción. Seguramente el francés no quería, pero le puso la bota en la cara a Firmino, firmando así su sentencia en el partido.
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El colegiado, Daniel Siebert, se percató de la acción y no lo dudó ni un momento: roja directa. Griezmann terminaba así un partido en el que fue, claramente, el jugador del duelo para el Atlético. Para bien, sobre todo, y para mal.