Soñará Iago Aspas con Jordi Masip al menos hasta el próximo encuentro del Celta. El portero blanquivioleta se convirtió en una auténtica pesadilla para el de Moaña y le privó del gol hasta en dos ocasiones, sobre todo en una pena máxima en la que le adivinó la intención.
La primera parte se hizo más larga que la barba de Sergio González. Los locales dieron un paso al frente poco antes de la media hora de juego y se acercaron a la portería celeste, pero sin peligro.
Solo a falta de cinco minutos para el descanso Toni Villa hizo trabajar a Rubén tras un error de Aidoo en la salida del balón; el extremo le robó la cartera y, tras sortear a Murillo en banda izquiera y adentrarse en el área, se topó con el portero del cuadro gallego, que mandó el disparo a la esquina.
El gol, escondido
Necesitado de un buen resultado para alejarse de la zona baja, el Celta saltó al verde en la segunda mitad más enchufado. Iago Aspas, con un disparo desde la frontal que Masip despejó a córner con una buena estirada, tuvo la más clara en los primeros minutos.
El meta blanquivioleta también desvió un disparo de Fran Beltrán e incluso una pena máxima a Aspas después de que Alcaraz tocara el balón con las manos dentro del área.
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A raíz del fallo desde los once metros, los vigueses se desinflaron y el Valladolid igualó las fuerzas, pero sin ocasiones. Al final, reparto de puntos que agradece un Espanyol que ve como los gallegos siguen solo tres puntos por encima en la tabla.