Fue prácticamente cómico, pero real. En el partido de este fin de semana entre el Udinese y el Torino, Alessandro Buongiorno, defensa del equipo visitante, fue sustituido en el minuto 52 por Tommaso Pobega.
Nada noticiable, hasta que Buongiorno se dio cuenta que se encontraba a una tarjeta amarilla de la suspensión, y en dos semanas su equipo afronta el derbi ante la Juventus a domicilio, por lo que se quería perder el duelo ante el Venezia la próxima semana.
Fue entonces cuando se quitó la camiseta antes de salir del terreno de juego, para forzar la amonestación, e incluso se la pidió de manera intensa al árbitro, pero Antonio Rapuano, colegiado del partido, no se inmutó, y simplemente le acompañó a salir del campo.
Lo que no tenía presente el futbolista es que, para forzar una amarilla, hay que saberse las reglas. En este sentido, la amonestación por quitarse la camiseta solo se plantea en celebraciones de gol, por “pérdida de identidad”, pero no en las sustituciones.
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Buongiorno, ahora, deberá de tener cuidado este próximo fin de semana en casa ante el equipo de Venecia para no ser amonestado. Su plan falló.