El Milan sigue en caída libre y este domingo sumó su quinta jornada sin ganar en una Serie A en la que volverá a ser un simple secundario. Alejado no solo del liderato, sino, también, de cualquier aspiración por entrar en la Champions, el equipo de Montella se encamina a un final de curso tan triste como el pasado. Nada cambia en San Siro...
La Sampdoria se bastó con un penalti para derrumbar a un rival con más intención que juego, con una crisis evidente de personalidad y al que la llegada de Deulofeu no ha significado ningún empuje. Al contrario, el catalán ha ido a sumarse a un Milan agotado desde su fenomenal batalla frente a la Juventus en la Coppa y que se ha quedado seco. A todos los niveles.
Perdió el Milan, eso sí, pudiendo ganar , pero perdonó tanto en ataque que podría sonar a chiste. Si Donnarumma evitó el 0-1 a los 25 minutos frente a Bruno, Viviano, los postes, la lentitud y el poco tino salvaron a la Sampdoria en la segunda mitad.
Apenas comenzar el segundo tiempo a Deulofeu se le paró el tiempo en un balón franco, escorado a la izquierda, para rematar y cuando lo hizo se había quedado sin tanto ángulo que debió cruzar en exceso el balón para estrellarlo en el palo. Al ex jugador del Barça, entregado a la causa, peleón y vertical, no le acompañó la fortuna.
El Milan lleva el mismo camino que el último curso: la nada
Ni en esa jugada ni en tantas otras en que se quedó a medio camino de lo esperado. Y que provocó que no se salvase de las protestas de una hinchada cansada de la mediocridad que vive hace demasiado tiempo.
Y al que le condenó, una semana más, una Sampdoria que se bastó con el penalti, claro e ingenuo, de Paletta a Quagliarella que transformó Muriel en el minuto 69 para convertir el desenlace del choque en un ejercicio de impotencia.
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Lapadula perdonó el empate en el minuto 87 y Sosa se expulsó en el 90 para acabar de dar forma al desastre. El de un Milan atrapado en la mediocridad.