Ya son ocho goles de Kai Havertz en lo que va de Bundesliga y once entre todas las competiciones en esta atípica temporada. Cuando uno está de dulce no bastan ni dos meses de inactividad para romper su racha. Además de las cinco asistencias que también ha servido a sus compañeros.
Si en los dos últimos partidos antes del parón había firmado dos tantos -uno en el liguero ante el Eintracht Frankfurt y otro en el de Europa League ante el Rangers-, tras regresar también mojó ante el Werder Bremen. Y lo hizo por partida doble con dos tantos muy importantes para el Leverkusen. Ya que le valieron para adelantarse en el marcador en ambas ocasiones.
Además, demostró seguir enrachado de un modo con el que no se prodiga demasiado: rematando de cabeza. Pese a no ser esa una característica definitoria de qué tipo de ariete estamos hablando, fue el modo en el que Havertz trituró la mayor parte de las esperanzas del Werder Bremen de sumar algún punto en casa. Primero leyó perfectamente dónde iba a ir el medido centro al segundo palo de Diaby para coger a contrapié a Pavlenka cruzándole el balón. Y seis minutos más tarde, se adelantó a su par para hacer buena una jugada de estrategia, en una falta lateral, nuevamente con un testarazo inapelable para el portero del Werder Bremen.
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Veremos si la próxima jornada sigue su idilio con el gol en el partido que el Bayer Leverkusen tiene con un hueso muy duro de roer como lo es el Borussia Mönchengladbach.