No le valió al Dortmund con una mitad. Hay que saber jugar las dos. Los ‘borussers’ tiraron la primera, donde el Leverkusen pudo finiquitar el duelo, y lo intentaron en la segunda. La escasa solidez atrás les pasó factura. En el partido de las facilidades defensivas y las imprecisiones ofensivas, Wirtz terminó de decidir.
Un milagro salvó al Dortmund de la goleada en un primer tiempo para olvidar. Las caras de Haaland eran un poema. Desesperado ante la inoperancia arriba de los suyos y la endeblez para sostener el entramado ofensivo del Leverkusen, que con chispazos se ‘cargaba’ la dupla Hummels-Akanji. Para eso estaban Bailey y Diaby, dos diablos en las bandas.
Tras un inicio trepidante de partido, los de Bosz abrieron la lata. El jamaicano al espacio y el galo que no fallaba ante Bürki. Entre los dos se guisaron casi todas las ocasiones del Leverkusen. Clarísima la que tuvo Diaby solo ante el meta tras retratar a Hummels en carrera. Demasiado fallón arriba el cuadro de Bosz.
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Ni rastro del Dortmund, que empezó el partido en la segunda mitad. Apareció Sancho, que se echó el equipo a las espaldas. Había ganas de remontada. En apenas un cuarto de hora, el Dortmund tuvo hasta tres ocasiones muy claras. Luego, por fin, llegó el merecido empate, obra de Brandt. Los ‘borussers’ se fueron a tumba abierta a por la remontada. Olvidaron lo que son en defensa. Transitó el Leverkusen como quiso y Wirtz puso su firma. Final.