Y un día volvió la paz. La dinámica negativa del Borussia Dortmund le había sacado de los puestos europeos, y no era para menos: tres partidos, dos derrotas y un empate fue lo cosechado en las últimas jornadas. Pero los de Terzic supieron acabar con ese yugo y vencieron en casa 3-1 al Augsburgo.
Sin embargo, no todos los minutos fueron de felicidad. Andre Hahn le dio la ventaja a los visitantes apenas con diez minutos de partido en juego, y al 21' el Dortmund se encontró con la posibilidad de empatar gracias a un penalty. A la cita Haaland, infalible desde el punto blanco... hasta ese momento: paradón de Gikiewicz y todo eran dudas.
Pero la quirúrgica precisión de Reus y la potencia de Delaney apagaron rápidamente el incendio: centro como con la mano del alemán y cabezazo certero del danés para llegar al empate. Pero la cuenta no quedó ahí: ya en la segunda mitad Guerreiro filtró por arriba un balón a Sancho, que definió cruzado a la salida de Gikiewicz para remontar el partido.
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Y faltaba el habitué, dolido por haber fallado el penal al inicio del partido. Y si bien no terminó marcando, su centro-chut fue suficiente para que Uduokhai anotara en propia puerta y sellara el candado de una victoria revitalizante para el Dortmund, que se ubica quinto a tres puntos del Leipzig, segundo en la tabla.