El Borussia Dortmund pasó por encima del Stuttgart con una primera parte sensacional. Alcácer volvió a ver puerta y ya van siete tantos en este arranque liguero. El Dortmund sigue liderando la Bundesliga con puño de hierro.
Un inicio arrollador. Los de Favre pusieron sobre el tapete toda la magia que atesora la parcela ofensiva del equipo para dejar noqueado a un Stuttgart que tenía serias dificultades para mantenerse en pie. La nave de Dortmund tuvo un arranque de lo más placentero. Cuando todavía los aficionados no se había sentado en sus butacas, Sancho se lo guisó y se lo comió.
El joven y talentoso extremo inglés, más acostumbrado a darlos que convertirlos, inauguró el marcador y sentó las bases de lo que sería una primera parte para enmarcar. El Borussia Dortmund, con el luminoso a favor y con la posesión a su favor, jugaron a un rival que perseguía sombras. Reus, tras aprovechar el centro de Piszczek y el descaro de Alcácer, que la dejó pasar, puso el 2-0 y abrió una brecha insalvable. Más por juego que por lo que demostraba el marcador.
El baño a los de Weinzierl era más que evidente. Sin tiempo para asimilar el segundo revés, el Stuttgart encajó el golpe definitivo. Alcácer, tras ser parte activa de la presión del Dortmund, cabalgó hasta el área de Zieler y, con una 'picadita' de delantero grande, sentó al guardameta alemán. El de Torrent lleva siete goles en siete disparos a portería en la Bundesliga. Una auténtica locura. Minuto 25 y el Borussia Dortmund ya tenía la victoria en el bolsillo y por lo tanto, quitó el pie del acelerador.
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En la segunda parte, el que sí lo puso fue el Stuttgart. De hecho, los de Weinzierl no aprovecharon dos ocasiones muy claras para recortar distancias. Gentner, incluso, dispuso de una en boca de gol. Los de Favre supieron aguantar el chaparrón y administraron la diferencia. Sin Alcácer en los segundos 45 minutos, el Borussia de Dortmund dejó que los minutos transcurrieran para certificar su victoria y asegurar el liderato en la Bundesliga. Philipp todavía tuvo tiempo para cerrar la abultada victoria en los últimos instantes del encuentro.