El Hoffenheim, al cabo de cuatro meses, humanizó al Bayern en la Bundesliga, infringiéndole la segunda derrota de un torneo que domina con puño de hierro y al que el gol de Kramaric no le supuso más que una mancha en el currículum., un simple rasguño con poca o nula trascendencia atendiendo a su bestial ventaja.
Probablemente más centrado en los cuartos de final de una Champions que le enfrentará al Real Madrid, Carlo Ancelotti removió el once de su equipo, dando descanso a Lahm o Ribéry además de mantener en la enfermería a Neuer, sin atender al poderío de un rival que no conocía la derrota en su estadio y que por primera vez desde su ascenso en 2008 pelea por entrar en el máximo torneo continental.
Al Bayern le ocupa más el Madrid que esta Bundesliga que tiene en el bote
Este martes se bastó con un zambombazo de su delantero croata apenas superados los veinte minutos de partido para derrumbar el orden del campeón bávaro, al que no le sirvieron sus 17 remates ni su 64 por ciento de posesión para evitar el primer KO liguero desde que el Borussia Dortmund, hace una vuelta, le ganase en el Westfalenstadion.
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Cuatro días después de su KO en Dortmund el Bayern perdió en Rostov (3-2) en la quinta jornada de la fase de grupos de la Champions (23 de noviembre) y a partir de ahí se embaló. 18 victorias y 2 empates que le condujeron a los cuartos del torneo continental, las semifinales de la Copa y a ser virtual campeón de la Bundesliga... Hasta que el Hoffenheim le humanizó.