Tras el resbalón ante el Gladbach comenzando enero, el Bayern Múnich apretó los dientes y puso quinta velocidad en su carrera a abrochar la Bundesliga. Llevaba tres victorias al hilo después del traspié: Schalke, Augsburgo y Friburgo. Esta vez el Hoffenheim se vistió de víctima y los bávaros no tuvieron piedad para golearles 4-1 y seguir con la brecha respecto al Leipzig.
Al partido llegaban con algo de polémica tras la sanción a Corentin Tolisso, el centrocampista que violó la cuarentena del club para hacerse un tatuaje. Pero ello no afectó su mentalidad: Boateng dejó pasar dos años y media hora de partido para volver a marcar un gol, como en 2018, exactamente ante el mismo rival. Cabezazo fortísimo y balanza inclinada hacia su lado.
Sobre el final de la primera mitad la botella se volvió a agitar: Müller le filtró el balón a Lewandowski que, en una devolución de favores, esperó al alemán para devolvérsela y que castigara de zurda. Aunque el 2-0 tocó el orgullo del Hoffenheim, que vio como Kramaric sacaba la volea para descontar ante una de sus víctimas favoritas en Alemania: Manuel Neuer.
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A pesar de esto, tras el descanso no hubo color. Lewandowski aprovechó un error de Baumann para asestar el 3-1, al que luego le seguirían un tanto de Gnabry y otro más de Pavard que no subió al marcador por fuera de juego. Pero ya la suerte estaba lo suficientemente echada: cuarta victoria seguida y 45 puntos en lo más alto de la tabla. El título se acerca al Allianz otra vez.