Parece mentira pero dos meses después, las dinámicas siguen siendo casi las mismas que antes del parón. La depresión en la que vive instalada el Schalke es de difícil solución. Llegaban con apenas dos goles anotados en las últimas ocho jornadas ligueras en las que no habían sido capaces de ganar. A la novena tampoco fue la vencida.
Con la ausencia de Todibo en defensa, el Schalke salió con defensa de cuatro y aunque dominó gran parte de la primera mitad ya perdía al descanso. Un gol para enmarcar, de falta, de un Löwen que dejaba boquiabiertos a los pocos presentes del Veltins-Arena. De esos goles que se echaban tanto de menos de ver. Apenas un uno contra uno de Matondo pudo significar el empate pero la definición del extremo fue muy mala.
Y en época donde las cosas no van de cara no paran de crecer los enanos. Si había un jugador por el que pasaba cualquier esperanza de remontada era Serdar. El centrocampista, en un partido muy duro por parte de los dos equipos, terminó lesionado y sustituido a los diez minutos del reinicio del choque.
NOTICIAS RELACIONADAS
Parte de culpa de la trayectoria del equipo lo tiene el sistema defensivo del conjunto minero. Claro ejemplo es el segundo tanto con un mal despeje de Sané y una peor salida al corte de Nastasic habilitaron a Sarenren para rematar la faena. Pero para desastre el tercer gol. Entre Sané y Mercan le regalaron el uno contra a uno a un Córdova que hacía unos minutos había ingresado al terreno de juego. El venezolano no se puso nervioso, regateó al portero y finiquitó la goleada. El Augsburgo se aleja del descenso con los tres puntos logrados y deja el Schalke más tocado si puede.