El proceso de reconstrucción del Barça vuelve a atravesar un terreno pantanoso. Lejos queda la alegría futbolística que permitió al conjunto blaugrana profanar el Santiago Bernabéu y endosar una nueva goleada histórica contra el eterno rival. Las derrotas ante el Eintracht y el Cádiz han significado un baño de realidad que, durante unas semanas, se negó a aceptar su present. El camino es el adecuado, de eso no hay ninguna duda. Xavi Hernández, sin embargo, debe volver a dar con la tecla.
Antes del entrenamiento previo a la "final" contra la Real Sociedad, Xavi ha protagonizado una escena atípica. El entrenador vallesano ha saltado al césped de la Ciutat Esportiva solo. Ninguno de sus ayudantes le ha acompañado. Pensativo, reflexivo, tranquilo, el míster ha consultado en un par de ocasiones algunas notas apuntadas en un papel y se ha paseado sin rumbo fijo por el 'verde'. La imagen se ha prolongado varios minutos, hasta que algunos miembros de su cuerpo técnico y Sergio Busquets han interrumpido sus cavilaciones.
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Mientras iban apareciendo los otros futbolistas culés, Xavi ha mantenido una conversación con el capitán. Esta instantánea ya no es tan atípica. El de Badia es importantísimo para el modelo que el egarense está intentando implantar desde su llegada al banquillo del Camp Nou. Que la relación entre ambos es muy buena y fluida es algo que se puede comprobar diariamente.