Philippe Coutinho, desde que se convirtió en enero de 2018 en el fichaje más caro de la historia del Barça, lleva cinco años viviendo en el día de la marmota, buscando desesperadamente un nuevo reinicio de carrera.
Hace un año llegó en el Aston Villa, entonces dirigido por su excolega Steven Gerrard, y ahora, con Unai Emery en el banquillo está en la rampa de salida. Su futuro apunta al Corinthians, donde podría incorporarse en calidad de cedido. Su objetivo es, a los 30 años, el de siempre: recuperar las sensaciones perdidas desde que dejó el Liverpool de Jürgen Klopp.
Tras dos etapas en el Camp Nou, una cesión al Bayern de Munich y un traspaso al Aston Villa, apuesta por regresar a su país para poder contar para el nuevo seleccionador.
Lo curioso es que no lo hace en su Río de Janeiro natal (salió de la base del Vasco da Gama) sino que ha elegido Sao Paulo, una ciudad con la que no tiene ninguna vinculación emocional. Además, jugará en uno de los clubes con una de las ‘torcidas’ más fanáticas donde es obligatorio entregarse al máximo.
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En el ‘Timao’, por cierto, fracasó estrepitosamente Willian, un futbolista también de toque que venía de la Premier y que fue incapaz de readaptarse a la cultura local.