Todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos: Messi recibió en el centro, combinó con Neymar y la jugada acabó con penalti claro de Abdennour a Luis Suárez. El Barça acariciaba un triunfo agónico pero hacía falta el último paso: convertir la pena máxima.
Mientras Diego Alves intentaba poner nervioso a Leo con un eterno diálogo que tuvo que cortar Rakitic, en el banquillo del Barça se estaban produciendo especulaciones de todo tipo. "Algunos decíamos que lo iba a tirar a la derecha; otros, que iría al centro. Al final, ni unos ni otros, lo tiró a la izquierda", comentó Luis Enrique en rueda de prensa sobre una escena que se vivió al límite en el banquillo azulgrana.
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En el campo, varios jugadores prefirieron no mirar. Por ejemplo, Luis Suárez se distanció de la jugada y ni siquiera se colocó para ir a un posible rechace. En el banquillo, más de lo mismo. Con todo el banquillo de pie y el cuarto árbitro pidiendo orden, las caras de algunos jugadores eran de máxima tensión. Y es que los registros de Diego Alves parando penaltis asustan: ha parado 21 de los 42 que le han lanzado en su carrera.