Ter Stegen siempre se aplica en no mirar atrás para seguir adelante. No es de ensimismarse con sus errores. Sabe que un portero está expuesto al error y que, obsesionarse con un fallo, invita a cometer otro.
Esa mentalidad explica en parte su éxito en el partidos como el del Bernabéu, a pesar de que el alemán no había estado muy fino en los últimos duelos ante el Madrid.
Esta vez fue otra cosa con otra actuación portentosa. De esas que salvan puntos con apariciones puntuales, pero claves para entender el resultado.
La primera, un pie espléndido ante un disparo dificilísimo de Cristiano que parecía gol. Un gesto técnico marca de la casa que le está dando grandes resultados en los últimos tiempos. El éxito del Barça empezó en Ter Stegen y terminó en Messi.
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La segunda jugada clave fue con la mano. Una parada a Bale con el galés libre de marca. Partidos como el de ayer subrayan no solo el presente del alemán –en la que está siendo su temporada de explosión– sino también el futuro de portero destinado a hacer época.