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La lesión de Ousmane Dembélé en el partido contra el Olympique de Lyon ha abierto un frente en el seno del club azulgrana. La razón es que se trata de una recaída y, desde algunos sectores del vestuario consultados por este periódico, se entiende que podría ser producto de una “negligencia” de los médicos de la entidad por darle el alta médica sin estar totalmente recuperado de unos problemas físicos que ya le obligaron a retirarse del partido contra el Rayo Vallecano.
Dembélé estará ahora un mes de baja por no saber evaluar justamente los riesgos de darle el alta y de hacerle jugar cuando, en altas esferas del club, existía el convencimiento de que Dembélé iba a ser uno de los descartados de la lista de 20 de Valverde para el partido de Champions. Las razones que esgrimían eran las siguientes: 1) Una lesión demasiado reciente, sin tiempo a recuperarse totalmente. 2) La explosividad del jugador le expone aún más que a otros en el caso de lesiones musculares con el consecuente aumento de riesgo. 3) La inexperiencia del jugador en conocer su propio cuerpo y que le impide valorar cuando está al borde de una lesión, cuando hay que arriesgar y cuando no vale la pena (una situación que en su juventud le pasó a Messi pero que luego aprendió y ahora es un maestro).
El jugador francés, mucho más maduro tras las malas experiencias vividas la pasada temporada y al inicio de esta, se encuentra tocado por este nuevo traspié que le puede impedir jugar el partido de ida de los cuartos de final. Sabe que las posibilidades de perdérselo son altas porque no quiere que una prematura vuelta le pueda provocar una nueva recaída.
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Hay la sensación en el clan francés que deben tomar las propias decisiones, y no ceñirse a la opinión de los galenos porque, sin ir más lejos, a Umtiti le aconsejaron una operación y ha demostrado que podría recuperarse sin pasar por el quirófano.