Desvelaba Joan Vehils ayer en este diario que Xavi estuvo respondiendo mensajes el día antes de su presentación hasta las cinco y media de la madrugada. Cierto. Tanto como desde que su nombre saltó a la palestra, no dejó sin contestar ninguno de los que recibió. Ni uno. No es nuevo en él.
Tan sencillo como educado, estar en lo más alto como ganador de un Mundial o en otros momentos de menor visibilidad, siempre ha sido cercano y muy pocas veces ha dejado de responder o ayudar a quien lo ha necesitado. Comprometido y generoso, sus gestos invisibles son más grandes que los visibles.
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La donación de su lancha ‘La Pelopina’ a la ONG Open Arms fue uno de los detalles del nuevo técnico del Barça que, siempre que tiene ocasión, colabora con esta organización. Ahora que vive en la ciudad condal, tanto a él como a su esposa Núria Cunillera les veremos muy pronto cerca de Òscar Camps y todo su equipo, que sigue rescatando vidas en el Mediterráneo.