Para olvidar. El Barça cierra un semana futbolística terrorífica, propia de Halloween. Los blaugrana han sumado, únicamente, un punto de nueve posibles en los tres encuentros que han disputado durante los últimos siete días. La crisis se agrava.
La derrota ante el Real Madrid en el clásico fue el primer varapalo para el Barça, que vio como el eterno rival se llevaba los tres puntos del Camp Nou tras vencer por 1-2. Los goles de Alaba y Lucas Vázquez certificaron la cuarta victoria blanca consecutiva en los clásicos. El gol del 'Kun' Agüero en el tiempo de añadido tan solo sirvió para maquillar el resultado. Ya era tarde.
Durante la jornada intersemanal, los blaugrana viajaron al barrio de Vallecas para enfrentarse a un Rayo enrachado que estaba invicto como local. El Barça volvió a demostrar sus carencias y la intensidad y las ganas de los de Iraola dejaron los tres puntos en la capital del estado español, gracias a un solitario gol de Falcao. Las consecuencias de dicha derrota fueron severas: destitución de Ronald Koeman y vuelta a empezar. La decisión llegó tarde, pero llegó.
En medio de las turbulencias deportivas, el Barça recibió ayer al Deportivo Alavés con Sergi Barjuan al frente del equipo de forma interina, a la espera de que se oficialice la llegada de Xavi Hernández al banquillo del Camp Nou. El equipo mostró una mejor versión, pero continúa teniendo severos problemas para anotar. Además, la fragilidad defensiva es latente y con muy poco, los blaugrana son capaces de encajar, prácticamente, en cada partido.
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A todo esto, se presenta un nueva semana crucial con el decisivo encuentro de Champions ante el Dinamo de Kiev en la cuarta jornada de la fase de grupos de la competición europea que puede apear, de manera definitiva, al Barça de entrar en los octavos de final. Para rizar el rizo, el sábado viajarán al siempre complicado estadio de Balaídos para enfrentarse al Celta de Vigo. Ambos encuentros con Barjuan al frente, a la espera de Xavi.