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Los secretos desconocidos del debut de Messi

Leo Messi se estrenó en el primer equipo del Barça el 16 de octubre del 2004 en un partido jugado contra el Espanyol en Montjuïc. Sport les desvela detalles desconocidos sobre lo que precedió a un acontecimiento histórico

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El día 16 de octubre de 2004, un joven Leo Messi debutaba en LaLiga EA Spors / LALIGA

Jaume Marcet

Han pasado dos décadas desde el primer partido oficial de Messi con el primer equipo blaugrana. Leo debutó en Montjuïc en la jornada 7 de la Primera División de la temporada 2004-05. El jugador argentino recuerda con cariño esta fecha aunque siempre ha considerado como un día más especial cuando se estrenó a las órdenes de Rijkaard en un partido amistoso en Portugal celebrado un 16 de noviembre del 2003.

Lionel Messi Cuccittini jugó, hace 20 años, su primer partido oficial con el primer equipo del Barça. Su historia posterior es de dominio público. Pero, ¿cómo se gestó aquel debut? ¿Qué tuvo que superar Leo para cumplir su sueño? En Sport lo desvelamos.

Una locura de temporada

Los meses anteriores al debut oficial de Leo Messi fueron muy intensos. La temporada 2003-04 Messi llegó a jugar en cinco equipos diferentes del FC Barcelona estableciendo un récord imposible de superar. En el verano del 2003 Leo había saltado como la mayoría de sus compañeros de generación al Juvenil B. Su compatriota Guillermo Hoyos lo disfrutó en la pretemporada pero en seguida fue reclamado por el Juvenil A.

Con Rojo sumó 29 goles en 19 partidos. El Barça C de Pep Boada vivía un momento difícil y el ascenso de Messi al equipo de Tercera fue un éxito. En 10 partidos marcó 5 goles y contribuyó a cambiar la dinámica del equipo que ascendió en la clasificación. El siguiente paso en esa misma temporada fue jugar con el Barça B, equipo en el que acumuló 5 partidos. Curiosamente, no marcó ningún gol y solo ganó uno de esos encuentros.

La locura de aquel curso 2003-04 fue que, tras debutar con el filial, Messi bajó al Juvenil a y al Juvenil B, equipo con el que completó tres partidos y anotó un gol. Entre toda esta vorágine increíble Messi vivió un día que no lo olvidará jamás. Fue en Porto en la inauguración de Do Dragao. Rijkaard convocó a jugadores juveniles para completar una expedición plagada de suplentes.

Aquel día Leo se dio cuenta de que tenía cerca la posibilidad de jugar en el primer equipo pero que el proceso no sería fácil. El día después del debut oficioso los padres de Leo visionaron junto con su hijo un resumen del partido que acabó ganando el Porto. Leo dispuso de dos ocasiones pero no pudo marcar. Su padre Jorge y su madre Celia le 'regañaron' con la mirada por la ocasión desaprovechada. Él no se quejó y asumió que no había estado bien. Cero excusas. Cero palabras buscando el lado positivo de haber debutado con 16 años. No era algo casual. La autoexigencia de Leo y su familia era muy alta. Todos ellos realizaron un paso en el 2000 muy delicado y el objetivo no era otro que el pequeño prodigio de Rosario llegase al primer equipo del Barça.

Una etapa difícil con el filial

De hecho, aunque ahora pueda parecer una broma, en la familia Messi se celebró que el Barça vendiera a Luis García al Liverpool en el verano del 2004. Al delantero de Badalona se le veía como un rival serio para tener minutos en el ataque del equipo de Frank Rijkaard. De hecho, entre los Messi otro asunto que se comentaba es que el encaje de Leo en el primer equipo no sería fácil ya que Ronaldinho era el único delantero con libertad para moverse entre líneas mientras que Eto'o ejercía de '9' y Giuly de '7' puro, una posición en la que nadie ubicaba a Leo. En aquella época Messi jugaba siempre de mediapunta con libertad total para manejarse entre líneas.

Leo Messi se formó en la mejor cantera del mundo / FCB

Después de la 'loca' temporada 2003-04, Messi inició el curso con el Barça B de Pere Gratacós. El inicio de temporada del filial era complicado y hasta el debut de Messi en el primer equipo el argentino jugó siete partidos con el 'B' marcó dos goles y solo logró ganar tres partidos. La mayoría de los partidos Messi los acababa muy tocado anímicamente y cuando a uno le tocaba entrevistarlo en el césped después de algún resultado negativo Leo destacó por su amabilidad y educación para responder mis preguntas pero con un gesto entre rabioso y dolido que pocas veces he detectado en un deportista.

El Barça B de Gratacós

Ese era el gen ganador que todavía no podía explotar y que trasladaría al vestuario del Camp Nou. Messi amaba la pelota pero odiaba perder. Su entrenador Pere Gratacós lo tenía en un pedestal y la prueba es que en esos 7 primeros partidos nunca lo sustituyó y completó siempre los 90 minutos. En Barça TV probamos un día seguir el partido a dos metros del entrenador para poder calibrar que indicaciones daban Pere Gratacós y su ayudante Arseni Comas a los jugadores y la sorpresa fue mayúscula. Además de las cuestiones tácticas típicas de ajustes defensivos y defensivos la consigna más repetida era: "Pelota a Leo, Pelota a Leo...".

Leo Messi, en la esplanada del Camp Nou, en el 2004 / Zoltan Czibor

No eran indicaciones puntuales, este mensaje llegamos a contar que se repitió durante más de 70 veces. La idea era tan simple como efectiva. Cuantas más pelotas tocase Leo más posibilidades tenía el Barça B de ganar.

Pere Gratacós entrenó a Leo Messi / FCB

No todo el mundo apreciaba el talento de Messi como Gratacós. En una tertulia deportiva televisiva muy conocida en la época un ex jugador del que omitiremos el nombre llegó a asegurar que no entendía como en el Barça B jugaba un argentino individualista que solo hacía que perder balones y que el equipo andaba mal clasificado por futbolistas así. Curiosamente, Messi no tenía la fama que años antes habían tenido jugadores de la cantera como De la Peña o Sergi López.

Una cocción a fuego lento

El famoso partido contra la Juventus en el Gamper en el que Leo explotó todo su talento llegó en el verano del 2005. Aquella temporada anterior, la 2004-05, fue difícil para Leo. A partir de su soñado debut contra el Espanyol sustituyendo a Deco jugó 10 partidos más con el B y de los 900 minutos jugables solo se perdió 15 por tres sustituciones en los minutos finales de los encuentros.

Messi tuvo que tener paciencia para explotar su talento / Javier Ferrándiz

Su eclosión en el primer equipo aquel curso fue a fuego lento. El Barça había sufrido numerosas lesiones graves de jugadores como Edmilson, Gabri o Larsson y Rijkaard necesitaba completar las convocatorias. Messi llegó a jugar seis partidos más con el primer equipo pero después de los 8 minutos del debut en Montjuíc, en la liga solo sumó 69 minutos más y solo en la copa del rey y en la Champions sumó dos titularidades.

Curiosamente,e los dos partidos no fueron de gran recuerdo ya que el Barça fue eliminado por la Grama en la copa y encajó un 2-0 en Ucrania en el campo del Shakhtar el día que Messi se estrenaba en un partido europeo oficial. Las críticas posteriores hablaron de que el barça no podía confiar en aquellos suplentes que no habían dado la talla en Europa y que hacía falta fichar. Por suerte, el club tuvo la paciencia que no tuvo el entorno.

Para triunfar hay que sufrir

Sus primeras experiencias con el primer equipo del Barça fueron agridulces y ello desaceleró su inclusión en el primer equipo ya que entonces se le veía como un jugador todavía verde para dar el salto. Incluso se habló de la posibilidad de cederlo pero el Gamper del 2005 dejó las cosas en su sitio. Allí ya fue todo rodado. Pero todo lo vivido anteriormente hizo que Leo estuviera alejado de los focos y tanto el debut en el derbi de hace 20 años como todo lo que se vivió antes y después le sirvió de gran experiencia y aprendizaje para seguir trabajando duro para realizar su sueño.

Messi debutó contra el Espanyol / Paco Largo

Rijkaard no era un habitual del Mini Estadi ni tenía mucho conocimiento del potencial del jugador pero en los entrenamientos fue donde Leo cautivó a su entrenador y a los compañeros. Por un a parte, gustaba su sencillez y carácter tímido a la vez que respetuoso con las jerarquías pero lo que deslumbró fue su calidad excelsa que mostró en todos los entrenamientos. Su silencio en el vestuario se transformaba en una expresividad futbolística inmensa cuando el balón rodaba.

Leo Messi debutó hace 20 años pero las circunstancias previas y posteriores a aquel 16 de octubre del 2004 marcaron la historia del Barça. Fue la tormenta perfecta para que estallara una bomba futbolística nunca vista. Los que lo habíamos seguido conocíamos de su inmenso potencial pero nunca llegamos a pensar que sucedería lo que sucedió. Y eso ya es de sobras conocido.

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