Durante el proceso electoral en Brasil, se ha sabido que una de las medidas que el presidente Jair Bolsonaro, que disputará el domingo 30 la segunda vuelta con Lula da Silva, había puesto bajo sigilo de cien años tiene que ver con Ronaldinho Gaucho.
Para sorpresa general, ya que no se entiende el motivo, el mandatario de extrema derecha blindó las conversaciones que mantuvo el ministerio de Asuntos Exteriores brasileño con las autoridades paraguayas para que concedieran, en 2020, la libertad condicional a Ronaldinho Gaucho y su hermano, Roberto de Assis y pudieran volver a territorio brasileño.
Ambos estuvieron seis meses en una cárcel de máxima seguridad de Asunción, acusados de acceder al país con pasaportes paraguayos falsificados, en un episodio sórdido y todavía no esclarecido.
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Lula da Silva ya ha anunciado que si gana las elecciones revocará, al inicio de su mandato, el silencio sobre los 65 casos que Bolsonaro puso bajo secreto protegido de estado. En caso de victoria de la ultraderecha, habrá que esperar hasta el año 2120 para descubrir qué se hizo tan misteriosamente para sacar a R10 de la cárcel.