La invasión alemana descubrió el pastel: con el contenedor de bilis hasta los topes, las momias mediáticas de Bartomeu salieron del sarcófago para atizar a Laporta.
Fue un escándalo, dicen. Transparencia, repiten. Llevan razón. Lo curioso: los que denuncian este escándalo son los mismos que ocultaron y hasta aplaudieron los escándalos de otros.