Sandro Ramírez se fue del Barça gratis por ser buena persona, algo de lo que nadie duda, aunque suene a argumento poco serio en un mundo multimillonario como el fútbol. Firmó por el Málaga, donde ha completado una temporada extraordinaria, desmostrando que es delantero de Primera.
El canario, de hecho, fue uno de los verdugos de su exequipo en la derrota blaugrana en La Rosaleda tras el 1-1 del Madrid ante el Atlético. Cuando no podía fallar, falló. Y gran parte de la culpa fue del buen partido del delantero, que abrió el marcador a la media hora.
Tras la victoria ayer del Real Madrid en Vigo, solo una derrota blanca en Málaga podría dar el título de Liga al Barça, que está, eso sí, obligado a superar al Eibar. Sandro, teniendo en cuenta el madridismo del técnico del club andaluz, Míchel, y las ganas que le tiene al club blaugrana el presidente, Al-Thani, es la última esperanza culé. El canario tiene la oportunidad de devolver aquello que le ‘quitó’ en Málaga.
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En aquel partido, incluso recibió la reprimenda de Luis Suárez por considerar que había celebrado demasiado el gol que adelantó a los andaluces ante el Barça.