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Se equivocaron quienes quisieron reemplazar a Jordi Alba antes de hora. El propio futbolista lo reconoció hace unos días a nuestro analista Gerard López en una distendida charla en ‘El día después’ de Vamos: “Creo que soy de los jugadores más odiados por mi forma de jugar, soy muy pesado”. Tanto como un ‘martillo pilón’ que sube y baja la banda izquierda a su antojo, al que siempre encuentra Messi cuando otea el horizonte en busca de una pared de gol. En Vallecas sumó su novena asistencia de la temporada y va por la 75 como futbolista azulgrana, números para que nadie vuelva a dudar de un culé de cuna que no siempre ha sido comprendido.
Sí tuvo, y desde el primer día, el beneplácito de Ronald Koeman, cuando muchos abogaban por sacar la cerilla y quemar todo lo que oliera a pasado, por muy exitoso que fuera, en el vestuario. Al holandés no le tembló el pulso con Rakitic, ni siquiera con Luis Suárez, pero la llamada telefónica que le hizo al de L’Hospitalet fue muy distinta. Le tranquilizó, le mostró su confianza y le apremió para que se pusiera a tope, que la temporada iba a ser larga.
Dicho y hecho. El tiempo siempre da y quita razones. A Jordi Alba se le aprecia más cuando no está, como en Vallecas. Fue suficiente un primer arranque solo salir al césped para minimizar todo lo que había intentado antes sin éxito Junior Firpo. Una crítica habitual al catalán es que tiene problemas para defender. En la misma entrevista admitió que “no es mi cualidad principal, lo sé, pero he mejorado muchísimo”. Álvaro se le fue a Junior como quiso en el gol que adelantaba al Rayo. No fue solución.
Formador de sociedades
Lo cierto es que Alba es imprescindible en este Barça, como de hecho lo ha sido en temporadas anteriores. Nadie le ha quitado el sitio desde que regresó al club de su vida para ‘arrebatárselo’ a Adriano. Ha formado una sociedad fantástica con Messi, el argentino respiró cuando casi sin necesidad de mirar supo que ya se estaba desmarcando su compañero. Un pase medido en profundidad que Jordi recogió para asistir a De Jong en el gol del triunfo.
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Sin competencia ni tampoco relevo a corto plazo, aunque el juvenil Alejandro Balde pisa muy fuerte, Jordi Alba está muy mentalizado, se cuida al máximo y sus nueve temporadas en el vestuario azulgrana le llevan a ser muy importante también entre esas cuatro paredes. No es solo Leo, se entiende también a la perfección con Griezmann (cuatro asistencias), De Jong (2) o Ansu (2). Sigue siendo necesario.